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19 enero, 2007

La intrincada realidad

18 de enero. O.T. Risto Meijide le reprocha a Daniel que le ha faltado testosterona en su actuación. En otra ocasión había reprochado al realizador la elección de escenas de la semana (ojo! la elección, no que ese fuera el método de la academia). En una de ellas se veía a una profesora forzando a uno de los alumnos a que sacara su mala leche insultándola. En algunas otras ocasiones lo que se le pide a los alumnos es una actitud más “macarra”. ( ¿Cómo conceptuarán estas actitudes el feminismo de género y asociaciones del tipo Ahige?).

Me sorprende todo. Risto un día denuncia la falta de criterio de la elección de escenas porque le recuerdan la violencia doméstica, pero otro día le reprocha a Daniel la falta de testosterona o que se muestre blando. En cualquier caso, en qué mundo vivimos que lo que en otro contexto significaría delito cual el insultar a una mujer, es reclamado como método pedagógico para que un candidato a artista saque su lado “canalla”, o sencillamente se recuerde demasiadas veces que se ha de ser más macarra en el escenario o a la hora de representar una canción.

Será todo esto responsabilidad de la sociedad patriarcal, o quizá sea el reflejo del “nuevo hombre” al que cuando se sitúa el foco sobre él, a algunos y algunas les resulta demasiado blando. Lo cierto es que aquellos objetivos del feminismo en busca de la igualdad y contra los estereotipos parecen haberse ido como la nieve con el cambio climático. No sólo es que cada vez las figuras del hombre y la de la mujer estén más estereotipadas - también en periódicos fervientemente partidarios de las tesis del feminismo de género. No se trata únicamente de que la práctica totalidad de los trabajadores de la construcción sean hombres o que la presencia en el ámbito administrativo sea muy mayoritariamente femenina, que en pleno siglo XXI con leyes de custodia compartida en varios países de nuestro entorno aquí se siga perpetuando la tradición de que en las separaciones se da la custodia a la mujer en prácticamente todos los casos...... que la mujer muestre una mayor “inteligencia emocional” a la hora de la conducción, o que los resultados académicos dibujen dos mundos cada día más separados, un mundo en que a pesar de la reiteradas campañas a favor de los juguetes no sexistas, los niños y las niñas pasada esa edad de 6,7 años, y hasta la pubertad, comiencen a moverse por mundos donde las coincidencias son más fruto de la casualidad que otra cosa, y a pesar de no existir ningún obstáculo que impida que las niñas jueguen al fútbol, lo cierto es que no sobrepasan el 1 o el 2 por ciento las niñas que se animan, sin embargo a ellos les gusta a casi todos.

La verdad los textos feministas fuera de una responsabilidad genérica y permanente de la sociedad patriarcal poco dicen al respecto y más bien parece que en contradicción con lo que luego se observa en la realidad. Desde luego casi todo está por hacer y antes por entender.

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