Las pruebas de selectividad 2008 han vuelto a dejar claro el bajo nivel de los estudiantes españoles, especialmente en las materias instrumentales: Matemáticas, lengua castellana e idioma extranjero. Todos los indicadores coinciden: los informes Pisa, los informes de la OCDE, los diferentes rankings sobre las Universidades, las estadísticas sobre fracaso escolar (particularmente masculino), los análisis de la revista Magisterio, montón de estudios realizados por otras instituciones públicas y privadas, en el sentido de que la educación española falla por todos los lados: ausencia de nivel de excelencia, fracaso y abandono escolar, deficiente formación de nuestros universitarios, fracaso de la enseñanza de idiomas, bajo nivel en Matemáticas, deficiente comprensión lectora, pero eso al parecer no es óbice para que la ministra señora Cabrera insista en aquello de que España: “tiene el mejor sistema educativo de su historia”. La pregunta que quizá habría que plantearse es, ¿qué entiende por mejor la señora ministra? o ¿qué tendría que pasar para que se aviniese a reconocer el fracaso de nuestro sistema educativo? Las autoridades alemanas ante el aviso del informe PISA 2003 optaron por hacer una reforma del sistema educativo cuyos resultados le han permitido variar sustantivamente su posición.
La educación española se merece algo más y mejor que los pronunciamientos autocomplacientes de la ministra señora Cabrera.
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