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04 enero, 2010

¿Neomachismo?

Las declaraciones de Francisco Serrano en torno a las consecuencias perversas de la LVG, han levantado un debate en torno a la misma que ahora el feminismo de género pretende parar en seco, olvidándose de esos 161.189 hombres que habiendo sido denunciados su causa resultó o bien sobreseída: 115.768 casos,  o bien con veredicto de absolución: 45.421 casos, lo que representa el 61 % de las denuncias presentadas: 256.473, en el período 2005-08. Como si estas cifras no correspondiesen a personas de carne hueso este feminismo pretende que quien haga mención a ellas o plantee la modificación de la ley es un maltratador o algo peor, en cualquier caso un neomachista.

Por ejemplo aquí pero también los comentarios 362, 403, 434, 462, etcétera  a este artículo

En cuanto a la colaboración  de Pilar López mi primera intención era colgar un comentario en la noticia pero luego me di cuenta que era muy largo y pensé que mejor una entrada aquí en el blog. Hasta donde llevaba escrito decía:

Aunque pretende situarse del lado de los débiles y desheredados habla usted desde una posición de poder. El periódico en el que está le ha brindado esa tribuna, como hacen tantos otros todos los días, para hablar del tema de la violencia o de cualquier otro. Habla usted con el respaldo de todos los poderes: político, mediático, jurídico… Considerar que su lucha a lo que se asemeja es a la mantenida contra el colonialismo creo que resulta como mínimo una gran exageración. En lo relativo a esos 2.000.000 de maltratadores que cita sin desvelar su origen, muestra bien a las claras su escaso respeto por el rigor y la verdad en un asunto en el que todos estamos llamados a ser prudentes y donde nadie puede considerarse con ninguna patente de corso, aunque cada día más a que desde posiciones como la suya se nos brinden cifras fantásticas, sin ninguna relación con la realidad.

 Si su artículo pretendiera algún tipo de intercambio de opiniones me gustaría preguntarle si considera maltratadores a quienes están en desacuerdo con esta ley porque consagra una inasumible diferencia de trato judicial, y a todos los efectos, entre hombres y mujeres, y porque se ha demostrado que su uso ofrece amplio campo a la arbitrariedad y las denuncias falsas, o, si lo prefiere a esa situación en la que a alguien se le acusa de algo por lo que lo detienen, lo meten en un calabozo y después de celebrado el juicio sale absuelto. No puedo olvidar que el padre de Alba estaba en un calabozo de la Guardia Civil, acusado por su esposa de malos tratos hacia su hija, cuando se le comunicó  que la niña había sido víctima de una brutal paliza, por la que fueron condenados su ex esposa y su compañero.

No me extenderé en las condiciones de presión en que se mueve quién debe emitir sentencia y en como, de hacer caso a algunos miembros de la carrera judicial, en los supuestos de duda el veredicto siempre es en perjuicio del acusado. Tampoco sobre la inversión de la carga de la prueba y la ruptura de presunción de inocencia del acusado y a favor de una presunción de credibilidad de la mujer que  acusa. Estamos aquí ante derechos que forman parte del cogollo de lo que se considera un Estado democrático de derecho y de conquistas históricas de la humanidad -y digo humanidad: no hombres o mujeres- absolutamente irrenunciables. Considerar que quien las defiende y se pone de su lado es un maltratador a quien califica es a quien así opina.

En lo que respecta al autor de los comentarios al artículo de El País, tengo la impresión de que su lectura, al menos del primero de ellos,  se hace necesaria para saber qué piensa quien se considera un profeminista no machista, valedor de las mujeres y por tanto de la ley a la que sólo cambiaría para enducererla más, y cuál es su opinión sobre las reglas de juego, la discrepancia y la libertad de expresión en una sociedad democrática.

A los dos: que utilizan la estrategia del miedo, que pretenden reducir todo lo relativo a los sexos a un debate sobre la violencia, olvidando la institucional que también lo es, pero que a pesar de su posición de dominio en lo político y  jurídico va a ser muy  difícil seguir pretendiendo, que un Estado de derecho, que quiere presumir de tal, pueda mantener por mucho tiempo una ley que genera mes a mes centenares de damnificados. Por lo demás demasiadas veces en la historia hemos visto quien ayer discriminado, hoy discrimina, quien ayer perseguido, hoy persigue, quien pronto olvida  lo que ayer decía. 

3 comentarios:

  1. Anónimo9:32 p. m.

    Estoy totalmente de acuerdo contigo. Lo peor de todo es que también compañeros de trabajo y a veces incluso amigos, te tildan de defensor de los maltratadores cuando comentas que estás de acuerdo con las declaraciones del juez Serrano. Está claro que no sólo están ganando la batalla en los medios de comunicación si no también en la sociedad. Por eso es tan importante que existan personajes públicos como el juez Serrano y blogs como el tuyo para que se desvelen las mentiras que nos quieren hacer creer.

    Respecto de la autora del artículo en Público, Pilar López, yo creo que sólo es neceario consultar su currículo en su página web: http://www.pilarlopezdiez.eu/curriculo.htm. Yo creo que lo dice todo.

    Recomiendo ver los dos vídeos con intervenciones en televisión que tiene en su página. El segundo, en el que sutilmente relaciona un anuncio con la violencia de género, no tiene desperdicio.

    (Pablo)

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  2. Anónimo11:52 p. m.

    Emilio:

    Están tan ofuscad@s y tan cieg@s que nos llaman postmachistas, en vez de neomachistas. Postmachismo es lo que viene después del machismo y a mí me mola. No les des pistas para que nos denigren con lo de neomachistas.

    Postmachista, sí, ¿qué pasa?

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  3. Anónimo8:35 a. m.

    Otro juez que se atreve a decir lo que casi todos piensan:


    http://www.levante-emv.com/sociedad/2010/01/05/angel-luis-campo-izquierdo-mujer-convertido--merito-igual-pertenecer-partido/666428.html

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