Por continuar con los temas relacionados con la educación quiero traer a esta entrada una cita larga de Mario Bunge, conocido filósofo realista, contrario a las tesis constructivistas y relativista para quien:
“… el constructivismo pedagógico no sólo es falso. También es perjudicial a causa de que niega la verdad objetiva, elimina la crítica y el debate y hace prescindibles a los docentes.”
Pero que no tiene empacho un poco más adelante en expresar lo siguiente:
“Aún así, un autoproclamado constructivista, si es un docente sagaz puede tener más éxito que otro realista pero tedioso, que cree que hay que dar de comer en la boca a los estudiantes, en lugar de motivarlos a estudiar por sí mismos. Este será el caso si el docente constructivista alienta a los estudiantes a pensar por sí mismos, en tanto que su colega realista les exige un parloteo sin juicio. La razón de su éxito será que, como afirmaron hace mucho tiempo María Montessori y John Dewey, la exploración estimulada por la curiosidad es más interesante y, por ende, mucho más motivadora y grata que la repetición de fórmulas que se entienden a medias. Con todo, se espera que los instructores de ciencias ofrezcan alguna guía, aunque sólo fuera para evitar pérdidas de tiempo y el correspondiente desaliento que caracteriza las empresas que consisten en el ciego ensayo y error. También se espera de los docentes que controlen si sus estudiantes dan las respuestas correctas y si estiman de manera apropiada el error de medición. O sea, el docente constructivista, si es mínimamente competente y responsable, tendrá que admitir que, después de todo, el error y por ende también la verdad importan.” (A la caza de la realidad, Mario Bunge)
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