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08 diciembre, 2011

Lenguaje no sexista

He estado echando una ojeada a este documento del Instituto andaluz de la mujer y me he tropezado en la página 14 con esta perla. Se señalan los siguientes como,


Principales problemas del sexismo lingüístico:


1. Duales aparentes y vocablos ocupados
2. Vacíos léxicos
3. Falsos genéricos
4. Asociaciones lingüísticas peyorativas
5. Salto semántico
6. Abuso del masculino genérico
7. Asimetría en el trato mujeres/hombres
8. Orden de presentación
9. Denominación sexuada
10. Aposiciones redundantes:


Y al desarrollar el número 2, se dice lo siguiente:


2. Vacíos léxicos: Palabras que carecen de correlato o dual en el otro género. La ausencia suele perjudicar a las mujeres. Ej.: misoginia significa “aversión u odio a las mujeres”. No existe ninguna palabra que nombre la aversión u odio a los varones.


Y no sé qué me admira más: si el hecho de que consideren la existencia del término misoginia como perjudicial para las mujeres o que, un grupo de lingüistas, en un trabajo que se propone sea la guía para la corrección en todo el ámbito de la administración del sexismo en el lenguaje, ignore la existencia del término misandria. 

17 comentarios:

  1. Joder, espectacular el debate de feminismo y dominación... Me he tragado enteritos los 58 comentarios. Aquí hay mucho nivel.

    Desde luego, esta página es de una solidez rotunda a la hora de decubrir la verdad desvelando la mentira.

    No se lucha contra la mujer sino contra la ideología... parece que a much@s. les cuesta entender esto.

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  2. Gracias por lo que me pueda corresponder Tuyyoyya, tengo la impresión de que has captado perfectamente la intención de la bitácora: no se trata de ir contra las mujeres, de hecho muchos neofeministas son hombres, se trata de ir contra una ideología y una política marcadamente injustas cuyas consecuencias terminarán volviéndose contra todos (y todas) si es que no lo está haciendo ya.

    Lo que demostró la experiencia de los países del Este y lo demuestra ahora mismo Cuba, es que se puede pretender la igualdad social y terminar empobreciendo a todos, eso ya sin considerar que para el aparato y la nomenclatura todo son bicocas, y en nombre de la igualdad de sexos acabar no sólo generando otras desigualdades, aquí también hay un aparato beneficiado, el que constituye el lobby feminista, sino obligarnos a todos a salir perdiendo en casi todo.

    No abordar el fracaso escolar masculino por motivos ideológicos lo está pagando ya muy caro nuestra economía. De ahí que quizá lo que interesaría sería acertar con la fórmula que nos permita llegar a la opinión pública y conseguir que este debate se instale en ella sin el veto que ahora mismo ejerce el susodicho lobby y que bajo el pretexto de no sé qué, a unos los condena por machistas y, a los otros los mantiene en silencio por miedo a ser tildados de esa manera.

    La dignidad de cada ser humano concreto no puede ser puesta en entredicho por una ideología que ha decidido pintarnos como bichos… ¡si acaso no acatamos sus propuestas!

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  3. Me gustaría ver lo que dicen sobre los otros nueve problemas del lenguaje sexista, aunque si en el de vacíos léxicos ya cometen este error de bulto me puedo imaginar qué dirán en los demás, y lo fácil que debe ser desmontar sus argumentos.

    Tampoco creo que el folleto haya sido redactado por ningún grupo de lingüistas, pues en tal caso no serían competentes ni honrados. Hace tiempo que los lingüistas distinguen y enseñan a distinguir entre el género (gramatical) y el sexo (biológico).

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  4. Anónimo4:26 p. m.

    Emilio, no sólo existe el término misandria (aunque no lo recoge el académico, pero sí, por ejemplo, el de Moliner), también exite el vocablo androfobia. En el de Moliner se define como "aversión anormal al sexo masculino". En el académico, como "aversión obsesiva hacia los hombres".

    Raus.

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  5. La intención Raus y Jeipi, no era dar una respuesta exhaustiva al documento en el que aunque se habla de un nuevo pacto social entre mujeres y hombres, desconozco quien ha firmado en nuestro nombre, sino traerlo aquí y dar pie al debate mediante esa referencia que hago al mismo.

    En mi opinión constituye un intento de apropiarse de la lengua, como han hecho en otros terrenos: la publicidad, los organismos de vigilancia de contenidos de los media, o la moral pública, sin haber demostrado la competencia para ello, y realizando un ejercicio puro de sexismo que es lo que se dice combatir.

    No solo el olvido de androfobia y misandria -lo que no se nombra no existe-, son tantas las cosas sobre las que merecería realizar una reflexión pormenorizada que claramente pensé que sería un trabajo a realizar aunque en mi caso no sea este el momento.

    En este asunto y al igual que cuando se refieren a la realidad social, por ejemplo, para proponer la igualación con los hombres en los puestos y profesiones de prestigio, se olvidan de que si en la sociedad existe clase alta también existe clase baja, que si existen profesiones liberales también existen oficios manuales, que si existen empleos de cuello blanco también los hay de cuello azul, a la hora de feminizar profesiones, todos los ejemplos que citan son del primer tipo pero no de este segundo, en que al parecer no existe problema en que sigan siendo masculinos.

    Del mismo modo se evita feminizar los sustantivos de contenido negativo, y desde luego cuando hablan de abuso del masculino genérico olvidan que se trata de una práctica habitual de los medios feministas para referirse a lo que no gusta de las persona.

    En fin lo dicho, que ni creo que sea la persona más capacitada para hacer ese trabjo, aunque algunas ideas el respecto tengo, ni estoy en el momento de hacerlo.

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  6. El trabajo que expones más bien parece fruto de psicólogas, pedagogas y sociólogas licenciadas (aquí es necesario el femenino genérico, ya que las mujeres son mayoría abrumadora en estas especialidades) en la universidades de la Junta, en las que la ideología de género tiñe todas las disciplinas. Efectivamente, no es trabajo nuestro el dar una respuesta exhaustiva a tan lamentable documento. Si debería serlo de un Instituto del Hombre tan bien dotado de recursos como el Instituto de la Mujer en Andalucía.

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  7. Anónimo7:12 p. m.

    La autora de este texto dice en la página 15: “Asimismo, se verifica la existencia de numerosas voces que denotan o connotan insulto únicamente para las mujeres. Ej.: léxico que identifica (estereotipadamente) a las mujeres con belleza, matrimonio o prostitución: zorra, además de un mamífero, define a una prostituta;”

    Por lo visto nuestra autora nunca ha oído la expresión “cabrón”, que además de a un mamífero también define a un varón, y no precisamente con ánimo de elogio. De igual manera podríamos aludir a expresiones como “cobarde”, “huevón” o “maricón”, que en la práctica, denotan o connotan insulto únicamente para los hombres, pues son los varones los que mayoritariamente reciben tales calificativos.

    Esperemos que la Junta de Andalucía no haga con el refranero lo que ha hecho con el lenguaje administrativo, porque de ser así tendría que proponer como fórmula no sexista frente al androcéntrico “El perro es el mejor amigo del hombre”, una alternativa no sexista como la siguiente: “El perro y la perra son el mejor amigo y la mejor amiga del hombre y la mujer”.

    José

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  8. Anónimo9:13 p. m.

    Emilio y Plutarco, mi intiención no era la de ser o parecer exhaustivo (no lo podría ser aunque lo quisiera), sino la de poner más en evidencia a los lingüistas, supuestos o reales, autores del documento feminista aquí traído. Sólo eso.

    Raus.

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  9. Anónimo9:17 p. m.

    El genérico masculino es el neutro. A pesar de la economía del lenguaje hemos producido todo un apartado específico del femenino. En el documento que citas ( http://www.juntadeandalucia.es/institutodelamujer/institutodelamujer/ugen/sites/default/files/documentos/107.pdf )dicen que el masculino tiene doble valor (como genérico y como masculino). Este es un claro ejemplo de manejo de la ambigüedad de la que hablas en la entrada de hoy [doble valor = a 2 valores -genérico y masculino- pero también el doble de valioso y por tanto discriminatorio contra la mujer] pero se podría argumentar lo contrario, pues lingüísticamente el neutro (masculino o genérico) vale "la mitad" pues nos da la mitad de información que el altamente específico femenino. Esta estructura les permite, además, jugar con el lenguaje, como ya sabemos, usando el neutro o el femenino según cual maquille la situación más a su gusto, según quieran ocultar o destacar lo femenino en cualquier hecho. También sabemos que la intención del feminismo es uar el lenguaje para manipular, como forma de ejercitar el victimismo y como una forma de provocación hacia la masculinidad, al menos en la medida en que nosotros, siempre pillados por nuestra necesidad de lógica y coherencia, reaccionamos argumentando lo absurdo, lo inútil, la gilipoyez de sus propuestas lingüísticas (al igual que sus otras propuestas de "ingeniería social". Dicen que el lenguaje invisibiliza a las mujeres, pero ellas son visibles como genérico y como femenino. Al utilizar las fórmulas que proponen para "feminizar" el lenguaje, en realidad lo que consiguen es masculinizar el neutro con lo que visibilizan el masculino. Esto que acabo de exponer no es ciencia, es solo una hipótesis personal que lanzo aquí por si alguien quiere recogerla para rebatirla y exponer sus puntos flacos. Si esta hipótesis resultara ser buena quizás deberíamos dejarlas que se peleen por su neolengua.
    Recomiendo leer esto:
    http://www.abc.es/hemeroteca/historico-27-08-2004/abc/Opinion/el-lenguaje-feministo_9623299929924.html
    Arturo

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  10. Anónimo10:32 p. m.

    Me parecen agudas y certeras las observaciones de Arturo.

    Raus.

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  11. Coincido con Raus en que aciertas de pleno. El feminismo habla mucho de visibilidad, pero practica bastante la invisibilidad. Ambas son muy importantes aunque para cosas diferentes y en momentos distintos, estar privados de una de ellas es estar capitidismunidos, y nosotros lo estamos de la invisibilidad de la que gozan las féminas cuando el genérico masculino se usa para señalar un problema, una deficiencia, un hecho delictivo o algo que en general nos desagrade. Citaba en otra entrada una frase que más o menos decía: el hombre, de continuar con su actitud irresponsable hacia la naturaleza, puede acabar con la vida en el Planeta. Me gustaría que me señalaran ahí, el beneficio del genérico masculino.

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  12. Me extiendo un poco más sobre lo que plantea Arturo:

    Hay un aspecto relevante en este asunto de estudio del Instituto andaluz de la Mujer, que se repite en los estudios feministas como una constante, y es, el olvido de una parte de la realidad social, justamente aquella que no tiene la aureola del poder ni representa las profesiones de prestigio sino los oficios manuales y las tareas duras. Se propone la igualdad pero solo arriba, en la cúpula, en el poder, dejando ¿para quién? lo de abajo, ¿quizá en ese nivel social los géneros han desaparecido?

    De ese modo solo interesa hablar de las profesiones de prestigio, de los lugares de poder, de las grandes tomas de decisión, pero nada de lo que constituye la mayoría social.
    Para contraponer a arquitecto, se cita criada, olvidando que también existe la forma masculina criado, pero olvidando que lacayo no conoce forma femenina.

    Si lo del constituir el género marcado lo presentan, como no podía ser de otro modo, como un efecto discriminador del androcentismo de la lengua, cómo explicar que el género como ideología, esa construcción tan actual del neofeminismo, justamente lo que haga es hacer de esa marca de género su nota distintiva, violencia de género = violencia contra las mujeres y las niñas, y su actividad sin rubor se ocupe exclusivamente de lo relacionado con las mujeres y las niñas, con olvido ¡ojo! no sólo de lo relativo a los hombres y los niños, también de lo de todos, que en el esquema dual e interesado del género, sencillamente no existe.

    Obsérvese que en ese punto, y si no he entendido mal lo que plantea Arturo, hay elementos que enlazan su tesis con lo que yo digo aquí.

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  13. Pasemos ahora del terreno de las propuestas de ese estudio del Instituto andaluz de la mujer y vayamos al terreno práctico. Veamos que sucede en dos noticias desarrolladas por el diario El País hoy, 10 de diciembre de 2011.

    En la primera con el título: Guerra en casa del imperio Murdochs y subtitulo: Los hijos del magnate compiten por la corona del octogenario padre , hemos de adentrarnos en la noticia para descubrir que la pelea no es entre varones sino que incluye parte femenina.

    En la segunda, quizá la situación es quizá más manipuladora ya que, acompañando a una fotografía en que se ve a un niño jugando a la pelota y a su padre en un segundo plano, el título es:Papá es un”hooligan”, y como subtitulo: Un estudio revela que los padres son una de las principales causas de violencia en el deporte escolar.

    Pues bien cuando uno se adentra en la noticia encuentra lo siguiente:

    Llovió y llovió desde aquella conversación y ahora esa percepción social que cada cual en su condición -primero de joven y después de padre o madre- ha vivido ha sido ratificada por un estudio del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco, publicado en noviembre, y en el que destaca un dato aterrador: un 25% de los encuestados considera que la agresividad de los padres/madres de los jugadores explica uno de los motivos más importantes en los actos violentos que se producen en el deporte escolar. La muestra (820 entrevistas) está referida a la comunidad autónoma vasca y no se ha encontrado otro estudio similar con mayor dimensión geográfica, aunque nadie cree que la percepción variaría de forma singular en otras comunidades. Solo un concepto mucho más global como la falta de educación supera a la agresividad paterna como motivo de la violencia verbal, especialmente, o física, en menor medida.

    Quizá el instituto andaluz pueda seguir quejándose por lo que haya podido tocar a las mujeres, pero los dos ejemplos anteriores muestran bien a las claras que lo del genérico masculino como privilegio francamente se lo podemos traspasar y en su lugar exigir que cese de hacerse este uso manipulativo del lenguaje que va claramente en contra de todo lo que sostiene el citado estudio de la entrada.

    Todo lo dicho está referido a la versión digital del periódico

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  14. Sobre el hooliganismo en el deporte escolar, mi experiencia durante los años que llevé a mi hijo por todos los campos de fútbol de la Comunidad de Madrid, los insultos al arbitro más degradantes, los insultos a los jugadores del equipo contrario más humillantes...los proferían las madres del equipo al que nos enfrentábamos. Es por ello que el estudio del Gobierno vasco no se atreve a usar el masculino genérico de "padres" para no llevar a la confusión, aunque si lo haga El País con la foto y su titular.

    También, en una charla que nos dieron en el colegio hace años sobre el mobbing en la escuela, cuando fue noticia en varios telediarios, nos alertaron de la especial virulencia del fenómeno entre las chicas, tanto psíquico como físico, a pesar de que cuando se habla del fenómeno en la tele siempre salen chavales como únicos perpetradores.

    La respuesta del neofeminismo ya la sabemos, las chicas y las madres hooligan repiten los comportamientos de la violenta sociedad patriarcal, como si no tuvieran otra alternativa ni voluntad.

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  15. Mi experiencia también es esa Plutarco, pero observa que el estudio habla de la agresividad de los padres/madres, que en el subtitulo se transforma en padres y en el título en letra grande y negrilla y acompañado de foto se transforma en "Papá es un hooligan".

    Más recorrido, y más falsario, en menos tiempo es imposible. Este si que es un ejercicio de visibilización no deseada, de supervisibilización tramposa habría que decir.

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  16. Anónimo11:51 a. m.

    -con permiso de Athini (en realidad sin su permiso) he recogido esto que publicó en 2008 en el blog de J. Leguina y creo muy interesante para este tema:
    El género marcado en una lengua no supone una menor jerarquía gramatical (y semántica), sino una mayor: el género menos marcado del latín (y del griego, y del sánscrito, y de casi todas las lenguas indoeuropeas antiguas) es el neutro (el de las cosas) y el más marcado el femenino. A nadie se le ocurre pensar que nuestros antepasados indoeuropeos, por ser el género neutro el menos marcado, consideraran a las cosas como de mayor importancia que a los seres humanos. De acuerdo con la lógica de la lengua, serían los varones los que tendrían que quejarse: su género es gramatical y semánticamente inferior al femenino, por ser el “no marcado”.

    En cualquier caso, la tipología lingüística nos enseña que dentro de las relativamente raras lenguas del mundo que disponen de la oposición de géneros “masculino / femenino”, el que sea uno u otro el marcado no tiene ninguna correlación con los roles sociales de hombres y mujeres.

    Todo esto, por cierto, lo saben los especialistas en lingüística indoeuropea desde, como mínimo, los estudios publicados por Karl Brugmann en los años ochenta del siglo diecinueve; es sorprendente lo que tardan en divulgarse algunos conocimientos científicos.

    Arturo

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  17. En mi opinión Arturo jamás ha habido por parte del neofeminismo ninguna intención de darle a estos asuntos una tratamiento académico, ni una pretensión de coherencia, de hecho ellas y los medios que con más entusiasmo defienden sus tesis se saltan a la torera sus propias recomendaciones continuamente.

    Lo que yo citaba el otro día de transformar las conclusiones de una estudio en el se señala como responsables de comportamientos violentos tanto a padres como a madres, en Papá es hooligan, me parece desde luego mucho más importante que la invisibilización de la que hablan, invisibilización que como otras veces tenemos comentado, dependiendo de la situación puede ser lo que interese.

    En mi opinión la intención es más hacer visible un poder que cualquier otra cosa. Y en buena medida lo acaban consiguiendo, observa sino como la RAE ha acabado admitiendo el término género aunque sea referido exclusivamente a un uso técnico relacionado con los estudios de ese nombre, y como, sin embargo, quienes no lo usan para denominar la ley en la que lo impusieron son ellas mismas prefiriendo machista o contra las mujeres.

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