Es verdad que vivimos tiempos convulsos y
tiempos en los que todo se está cuestionando en el plano político.
¿Todo?
Todo no. Algunas cuestiones, y no de
importancia menor, como la custodia compartida
o las constantes modificaciones del derecho de familia lo hacen en el
más estricto de los silencios públicos y, ni debates como el del Estado de la
nación son capaces de sacarlos de ese pacto de silencio en el que parecen
morar.
Y es que tampoco la prensa se prodiga en
temas que, sin embargo, afectan a miles y miles de personas y lo hacen de la
forma intensa que lo hacen. Las feministas en algún momento hablaron de convertir en público lo privado, aunque ahora parecen más
interesadas en hacer privado lo que por su naturaleza y afectar a todos debiera
ser público.
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