La
Junta de Andalucía establece como obligatorio que los profesores que de ella dependen ya no
puedan decir en sus clases “los
niños”, denominación que deben sustituir
por “la niñez” o “la infancia”, y que nada de “los andaluces” ya que lo
que se debe decir es “la población andaluza”.
Me
sorprende la escasa reacción de unos y otros: izquierda y derecha, sindicatos y
colectivos profesionales… a algo que se impone directamente desde el poder
político, sin mediación y sin remilgo de ninguna clase, algo que no solo carece
del apoyo de cualquier autoridad científica o académica, y que supone no solo
dejar en la cuneta cualquier atisbo de libertad de cátedra, también el derecho de
expresión en un medio que debería ser el lugar donde con más esmero se
cultivase: el medio escolar y académico.
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