Desconozco si hubo presiones, o sencillamente estas no hicieron falta, para que Pablo Motos en su programa de El Hormiguero equilibrara el número de colaboradores masculinos y femeninos. Donde las hubo fue en su momento en Caiga quien caiga. Los periódicos de información general que conozco publican un suplemento especial en papel para mujeres, Mujeres hoy, Yo Dona, etcétera. Otros lo hacen, por ejemplo El País, mediante un blog: Mujeres. La pregunta es: ¡por qué no hay suplementos masculinos? pero también, ¿qué pasaría si los suplementos existentes fuesen todos en exclusiva dirigidos a hombres?
Las feministas de género dicen tener su razón de ser y su objetivo último en la conquista de la igualdad. Los hechos sin embargo no hacen más que desmentirlas. Quisiera desde este blog no solo denunciar la deriva neofeminista, también combatir la estigmatización de los hombres y reivindicar la dignidad de lo masculino.
Mostrando entradas con la etiqueta Prensa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Prensa. Mostrar todas las entradas
03 mayo, 2011
14 septiembre, 2010
Dos puntos de vista
P. ¿El mundo con más cargos de responsabilidad en manos de mujeres sería menos hostil?
R. Pienso que sí. Lo que sí puedo asegurar es que las mujeres en general son más sensatas que los hombres, y caen menos en los vicios masculinos.
Etiquetas:
Prensa
15 diciembre, 2009
Una gota en el océano
Recientemente una de mis entradas llevaba el título de: Algo está cambiando. Parece que es así, al menos a nivel de la prensa. Primero El País y ahora El Mundo hacen amago de corregir un rumbo excesivamente profeminista que los estaba alejando no sólo de los hombres también de la realidad, y comienzan de modo diferente en cada uno de los casos a dar cabida a la crítica del fundamentalismo feminista.
De lo que ya no estoy seguro es que todo esto no responda más que a una circunstancia coyuntural que cesará cuando, como al parecer sucede en Público, alguien dé la orden de que se acabó la disidencia y establezca la necesidad de volver a los cauces establecidos evitando cualquier cuestionamiento o crítica del feminismo institucional.
Si pensamos que esta apertura a la crítica no existía hace muy poco tiempo, el hecho de que ahora suceda parece un paso adelante; pero cuando nos damos cuenta de la inmensidad de medios del feminismo institucional para contrarrestar todo esto, uno no puede evitar la sensación de que nada ha cambiado porque haría falta multiplicar muchas veces su tamaño para no dejar de ser una pequeña gota en el océano del pensamiento único feminista.
P.D. viñeta de Erlich
De lo que ya no estoy seguro es que todo esto no responda más que a una circunstancia coyuntural que cesará cuando, como al parecer sucede en Público, alguien dé la orden de que se acabó la disidencia y establezca la necesidad de volver a los cauces establecidos evitando cualquier cuestionamiento o crítica del feminismo institucional.
Si pensamos que esta apertura a la crítica no existía hace muy poco tiempo, el hecho de que ahora suceda parece un paso adelante; pero cuando nos damos cuenta de la inmensidad de medios del feminismo institucional para contrarrestar todo esto, uno no puede evitar la sensación de que nada ha cambiado porque haría falta multiplicar muchas veces su tamaño para no dejar de ser una pequeña gota en el océano del pensamiento único feminista.
P.D. viñeta de Erlich
Etiquetas:
Prensa
31 marzo, 2008
Sexismo feminista
El feminismo con sus propuestas de que todo lo que atañe a la mujer (y lo que afecta a la pareja) debe ser discutido y aprobado en un aparte, lejos de la mirada de la sociedad y al margen de los procedimientos habituales, muestra su faz menos democrática pero también su cara más sexista que, sin embargo, termina aflorando cuando se propone un premio literario sólo para mujeres, o cuando desde las revistas femeninas se traslada la imagen de que si Hillary pierde las elecciones siempre será por la culpa de los otros, incluido en el presente Barack Obama para quien no se reparan epítetos denigrativos. Pero ese sexismo está inscrito en la propia concepción de sus organizaciones solo para mujeres y sin que su vida interna trascienda al conjunto social y, por lo mismo, sin necesidad jamás de fundamentar sus propuestas. Ni que decir tiene que en un sistema tal la autocrítica no tiene cabida, pues parecería que todo se resolviera de puertas adentro.
Y de ahí el hecho de que cualquier feminista considere cualquier crítica a sus postulados no como algo normal en democracia donde las propuestas culturales, políticas y sociales están para ser discutidas sin que nadie pueda considerar que las suyas gozan de inmunidad. No, el feminismo tan encerrado en su caparazón protector, es incapaz de entender que la crítica forma parte constitutiva de una sociedad democrática y no una anomalía. La anomalía es su pretensión de que desde la unilateralidad de su movimiento y sus propuestas se pueda configurar la sociedad en todos los planos: político, social y cultural. Sería importante que todos fuéramos conscientes de esta necesidad para no continuar instalados en un trágala que no puede durar eternamente.
El feminismo como cualquier otro movimiento social no puede permanecer en un limbo desde el que dictar cómo se deben hacer las cosas. El feminismo y las feministas que dicen que son como yo, gente normal, deben aceptar que entre la gente normal las cosas no se imponen como un trágala sino que se discuten y si no hay acuerdo se le da otra vuelta. No puede ser que se pueda remover Roma con Santiago porque una cofradía no admite como costalera a una mujer y sin embargo, las revistas para la mujer, los hoteles de mujer, los premios literarios para mujeres y tantas y tantas cosas que seguro cualquiera de los y las que me leéis podrías añadir, están ahí un día sí y otro también. Para las más recalcitrantes les plantearía la siguiente situación. Supónganse un Yo Señor (la revista masculina que se repartiría con un periódico de amplia difusión), donde las cuestiones que se abordan son masculinas, y en la que cuatro tertulianos (varones) discuten sobre las elecciones americanas y de esa tertulia sale un traje para Hillary Clinton en el que se la califica de demagoga, de enconar la vida del partido demócrata más allá de lo razonable, de no saber qué puede haber detrás de sus propuestas….. ¿Os imaginais algo así y que todo el mundo lo acepte como normal? ¿Cuánto duraría una situación de ese tipo? ¿Cuál sería la reacción del feminismo? Si todos imaginais como yo cuál sería la respuesta, por qué sin embargo cuando esa situación se plantea del lado feminista se considera normal? En fin, creo que la igualdad debe implicar equidad, reciprocidad, reversibilidad de las propuestas con independencia del sexo. Lo otro no es igualdad. Presuponer como hace algún feminismo que los hombres estamos incapacitados para criticar sus propuestas, creo que es algo que debiera pasar a la historia de lo que no debe ser.
Etiquetas:
genero,
Prensa,
suplementos
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)