En principio concebí este blog para hablar exclusivamente de cuestiones relacionadas con la igualdad de sexos, pero como este tema está inevitablemente ligado a otras cuestiones sociales y políticas me veo empujado a referirme a alguna de ellas.
En su momento me llamó poderosísimamente la atención que la izquierda pasase por recoger en la Ley contra la violencia de género, el diferente trato a hombres y mujeres. Me parecía que estaba cruzando un Rubicón de difícil retorno. No acabé de entenderlo, me parecía no equivocarme en que una diferenciación de ese tipo necesariamente rompía el principio de igualdad, y un principio no menos importante, el de la universalidad de la norma. Y esos habían sido principios de la izquierda desde hacía mucho tiempo. A partir de ese momento no se podría decir alegremente que la ley no hace distingos y se aplica a todos por igual, porque en este caso quedan excluidas todas.
Pero parece que la izquierda últimamente ha cambiado mucho. De nuevo con ocasión del debate sobre el Estatut, Maragall nos recuerda que para él no tiene sentido hablar de igualdad, que la eliminaría de la trilogía Libertad, Igualdad y Fraternidad. Propugna también la asimetría y la diferencia de trato, en función de la “personalidad” de cada comunidad, (en román paladino, la fuerza política para arrancar más o menos en un proceso de negociación). Y lo que ya me cuesta mucho más entender, es qué hacen ahí los Verdes e Iniciativa per Catalunya, en qué quedó el viejo internacionalismo que ya no vale ni para aplicar entre comunidades de un mismo Estado, qué hace la izquierda de la mano de la derecha, reclamando un sistema de financiación claramente injusto y discriminatorio, un sistema que explícitamente recoge la reducción progresiva de la solidaridad. ¿Todo está tan desdibujado que da lo mismo Iniciativa per Catalunya y los Verdes que Convergencia i Unió? ¿en última instancia lo que cuenta es la “nación”?
¿Dónde queda el federalismo? ¿Dónde el multilateralismo? ¿Apoyará todo el arco parlamentario catalán, que Europa aplique con España, el mismo principio y que cada Estado se financie según sus posibilidades? ¿Aceptará una reducción progresiva de la solidaridad? ¿Aceptaremos que los alemanes y los otros nos exhiban el superávit de nuestra balanza fiscal con Europa? ¿Los principio son para aplicar a conveniencia?
Quizá la igualdad liberal, formal, de la que hablan algunos no colme todas las aspiraciones, pero lo que yo observo, es que cuando esa igualdad falta, lo que aparece es el más puro darwinismo, la ley del más fuerte, y lo mismo da que hablemos de debate territorial que de igualdad de sexos. Cuando ese principio falla, no avanzamos, retrocedemos. Con esa igualdad, sin embargo, fuimos capaces de, ampliándola, reconocer los derechos sociales, el estado del bienestar y en esta última etapa las leyes de igualdad, incluso aquellas que ponen en peligro su existencia.
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