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26 enero, 2006

Santa Inquisicion

Henry Kamen al analizar el influjo de la Inquisición en España, señala que ésta no fue tan perniciosa por la gente que mandó a la hoguera, con lo terrible del dato, como por el ambiente de temor, represión y autocensura que creó entre las gentes y que pervivió durante siglos. Así, mientras el resto de Europa rompía la idea de que el monopolio de la verdad lo tenía la Iglesia, y emprendía un camino en el que la ciencia y el pensamiento filosófico se desarrollaban, este país quedó atado al pensamiento religioso sin posibilidad de que el librepensamiento y la ciencia pudieran desarrollarse, hundiéndonos cada vez más no sólo en la pobreza intelectual y científica, también en la pobreza económica y el desarrollo social. Recuperar el derecho a pensar y a expresar el pensamiento costó sangre, sudor y lágrimas durante todo el siglo XIX y el XX. Siendo este período de 25 años que llevamos de democracia postfranquista, el más largo de los últimos 200 años.

Parece, sin embargo, que aquel ambiente de represión e intolerancia, ahora quiere ser recuperado por ciertos profeministas que, incapaces de sostener a la luz del debate y la confrontación de ideas sus rancios e impresentables postulados, recurren a las más abjectas artimañas y los más inverosímiles pretextos para evitar un debate abierto y democrático sobre lo que haya de entenderse por igualdad de sexos, y toda la problemáticas con ella relacionada. De hecho leyendo a alguno de sus portavoces cualquiera creería por el tono y el contenido que, más se está refiriendo a una verdad revelada que, a una cuestión que no puede sustraerse a la opinión del común de los mortales. Igualmente sus malos modos, su arrogancia, su prepotencia, su capacidad para soltar los insultos más indecentes, parece más, fruto de alguien que se considera en posesión de una verdad absoluta y de carácter sagrado, que de una idea como todas las de este mundo, válida sólo mientras se demuestre mejor que las otras, pero con el carácter relativo y necesariamente temporal de todas las ideas, mucho más si están ligadas, como es el caso, a posiciones ideológicas y estas su vez a intereses, algunos más decentes que otros.

Lo que no sé si saben es que con esta actitud lo que hacen es evidenciar la bajeza de su métodos y la pobreza de sus argumentos, al tiempo que muestran que la distancia entre el mensaje que dicen defender (no a la violencia) no puede más que quedar en entredicho teniendo en cuenta las demasiadas ocasiones en que recurren a la violencia verbal y a unos métodos de censura que se argumente lo que se argumente fueron siempre fruto de los reaccionarios y los que defendían intereses espurios.

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