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14 agosto, 2011

La gramática de género y la neolengua

El feminismo en su afán por negar que exista una sola manifestación humana que no esté teñida de sexismo y machismo ha decidido que el idioma corriente y  la lengua de la RAE no le valen y se ha propuesto construir otro que recoja  las realidades de género y de este modo al lado de términos clásicos aparecerán resaltados otros como: violencia de género, igualdad de género, justicia de género, medicina de género o sexismo, en los que se abordan las distintas realidades con una clara diferenciación entre el tratamiento dado a las manifestaciones según provengan de la mujer o del hombre o se refieran a lo masculino o lo femenino.

El sexismo ya no será: discriminación por motivo de sexo, sino discriminación del sexo femenino, porque se ha establecido que tal cosa como discriminación del sexo masculino no existe y no puede existir porque el presupuesto de partida es justamente que esta sociedad está creada según el deseo de los hombres. En cuanto a lo que haya de entenderse en relación con la expresión violencia de género a estas alturas debe ser claro para todos a tenor de la aplicación de la LIVG desde su entrada en vigor. Otras realidades que se pretenden menos visibles tendrían que ver con todo aquello a lo que se añadiera la coletilla "de género", que para decirlo pronto debemos entenderlo como: si beneficia a la mujer está bien, si acaso la perjudicase se trataría de alguna manifestación bien del machismo bien de la sociedad patriarcal. 

Otros intentos más anecdóticos como: miembra, jóvena, feminario u otros, como ignorar que en castellano ocupaciones como periodista, futbolista o psiquiatra no tienen nada que ver con el sexo de quien las ejerza, claramente han sido rechazados por la sociedad, aún cuando en este ámbito y desde la propia Administración se sigan dedicando tiempo y recursos a estudios como ese de una  Consejería de la Junta de Andalucía que proponía sustituir la palabra futbolista por “quienes juegan al fútbol” o con más trascendencia como se relata aquí,  desde el Ministerio de trabajo se evite en los textos legales el término trabajadores para ser sustituido por “personas trabajadoras”. Lo grotesco de la situación es que con la pretensión de combatir el sexismo del lenguaje finalmente se acabe creando uno artificial cuando no imposible y, en todo caso, este sí profundamente sexista. 



5 comentarios:

  1. Anónimo3:25 p. m.

    Lo del lenguaje "no sexista" ha llevado al Parlamento Europeo ha emitir una serie de recomendaciones para evitar el uso del masculino plural para referirse a todas las personas, hombres y mujeres:

    http://mca.ugt.org/documentos/0/doc4263.pdf


    El documento está aprobado por un denominado "Grupo de alto nivel". En un momento en que se cuestionan los gastos que tienen que hacer los Estados, no estaría nada mal que la Comisión Europea se planteara el reducirlos, especialmente en este tipo de cosas. Porque hay que decir que los gastos de Bruselas los financiamos entre todos y adelgazar su presupuesto sería bueno para todos los países.

    Además, existen infinidad de grupos de trabajo tanto a nivel de la Comisión Europea como del Banco Central Europeo, el BIS (Basilea) o el Fondo Monetario Internacional que se reúnen habitualmente y que tratan temas similares. Todos los gastos los tienen que sufragar los países miembros (o las naciones miembras) lo que incluye las dietas y los viajes en avión, los cuales espero que sean en clase turista. Alguien debería denunciar esta burocracia superestatal que es generadora de unos gastos significativos y cuya utilidad práctica es más que cuestionable.

    Un saludo,

    Pablo.

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  2. Pablo, con todo ser importantes los aspectos financieros de la cuestión, mucho más en los tiempos que corren, más importante me parece todo lo demás porque creo no equivocarme al decir que lo que subyace bajo todas estas tentativas es el propósito de llevar adelante la neolengua a la que hacía referencia Orwell en su obra 1984.

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  3. Humberto, traslado aquí el agradecimiento por tu post ya que he decidido quitar la entrada al comprobar efectivamente que la información correspondía al 2005.
    Con motivo no podía dar crédito a lo que leía.

    Un saludo y gracias

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  4. No es lo mismo un "trabajador" que una "persona trabajadora": hay diferencias de matiz.

    Eso se lo oí a una licenciada en filología con plaza en un organismo público, y a pesar de que comulga con el feminismo en muchns aspectos, es partidaria de usar el masculino genérico por lo menos en plural.

    Lástima que los políticos (de ambos sexos) se resisten a aceptar los consejos de los profesionales que tienen que asesorarles. Así nos va.

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  5. Evidentemente en este tema hay multitud de aspectos que no hemos sacado a la luz lo que quizá daría una perspectiva algo más clara de lo que tienen de neolengua todos estos intentos, máxime cuando no se trata de sustituir una norma por otra, sino de hacer uso del masculino cuando se desea y denunciarlo con la misma veleidad.

    En los diarios más consecuentemente profeministas y que no se olvidan de matizar el género, no tienen rubor en utilizar el masculino genérico en determinadas situaciones que coincide son aquellas en que peor consideración merecen los sujetos a quienes se hace referencia.

    El término género por lo demás ha conseguido por ejemplo extender a la sociedad que el sexismo, la violencia o la discriminación son males que sólo puede sufrir las mujeres nunca los hombres, representa en el plano de la relaciones hombre-mujer, lo mismo que la plusvalía capitalista en la relación empresario-trabajador, algo que en sí mismo sólo se puede entender como relación de desigualdad en la que uno explota al otro, en el primer caso uno a la otra.

    Consigue además vaciar de contenido un precepto legal como el no discriminación por razón de sexo, porque los sexos no existen en el plano jurídico, sólo los géneros.

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