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18 febrero, 2012

El lenguaje como construcción ideológica

Antes de nada quisiera resaltar el hecho de que, si uno desea realmente saber lo que piensa y opina el neofeminismo sobre un determinado tema, donde más fácil tiene el informarse es recurriendo a páginas y agrupaciones como Ahige, lo que sin duda tiene relevancia a efectos de conocer el modo en que esta ideología juega a evitar aparecer encarnada por aquellas que son sus auténticas beneficiarias, prefiriendo esta estrategia interpuesta que situaría el debate, que ellas suscitan y del que son las máximas beneficiarias, en un terreno enteramente protagonizado por varones. Y ahora paso a la entrada propiamente dicha.

Es sabido que el relativista es aquella persona o concepción del mundo que entiende que todas las visiones, y por ende las verdades derivadas de las mismas, son relativas excepto la suya que es absoluta.
Viene esto a cuento de un escrito en Ahige sobre el lenguaje como construcción cultural y más en particular sobre la violencia de género y por qué ésta no ha de ser denominada como violencia doméstica.
Y recojo literalmente del artículo citado:

“Pero no es sólo (el lenguaje) un elemento que nos permite relacionarlos con la realidad, sino que también los crea, construye el mundo y la esencia de nuestra relación con él.
A través del lenguaje nombramos la realidad, le ponemos etiquetas, pero también la interpretamos y la creamos simbólicamente cuando establecemos abstracciones. Dependiendo  de lo que nombremos y de cómo lo nombremos, la persona receptora de nuestro mensaje construirá una imagen mental más o menos fiel de la realidad.
Por todo ello es importante (más de lo que al principio pueda parecer) la adecuada utilización del lenguaje, porque ¿qué sucedería si a través de él creáramos desigualdad?”

Y uno no sabe si agradecer la sinceridad del mensaje o lamentar la inexistente capacidad autocrítica como para no ver que, aplicados sus propios criterios, lo que en el escrito con más claridad se encuentra es justamente lo que se pretende denunciar: construcción artificiosa de la realidad, sexismo, el lenguaje como forma de poder y forma de esconder la realidad…
Repárese en lo siguiente: lo que justifica el escrito es la defensa de la denominación violencia de género, frente a otras que por lo visto invisibilizarían su especificad aunque por ningún lado se muestre en qué consiste ésta,  y así:

La especificidad de la violencia de género supone tener presente que las agresiones o la violencia ejercida en la pareja (heterosexual) no puede ser entendida si no se tiene en cuenta el carácter ideológico que la sustenta. No estamos ante la violencia de un agresor sobre otro: agresor  y víctima pertenecen a grupos socialmente jerarquizados (definiendo el carácter ideológico de tal violencia). Sí estamos ante una violencia estructural, en la que el agresor concreta –sobre su pareja- una organización social que subordina a las mujeres respecto a los hombres y que ha sido designada como patriarcado.”

Pero lo que queda sin aclarar en un párrafo como el anterior es dónde está la especificidad de la violencia de género y en qué se diferenciaría de, por ejemplo,  la violencia en el seno de las parejas homosexuales, cuando la evidencia muestra una vez y otra que las motivaciones de la misma: celos, roces diarios de la convivencia… son los mismos en ambos casos, y su número y gravedad sigue pautas que en ningún modo permiten concluir un mayor número o virulencia de la misma en las parejas heterosexuales que en sus homologas homosexuales.

Y, todavía más, el escrito elude explicar el porqué de una denominación como violencia de género, cuando para que todos entendamos a qué quiere referirse necesita denominarla  violencia contra las mujeres, denominación sin duda mucho más clara y que hubiera evitado infinidad de conflictos si desde un primer momento se optase por ella. ¿Por qué la necesidad de este conflicto de denominaciones cuando existía y existe un término tan claro como ése? ¿Qué se pretende y se esconde bajo una denominación que después de tantos años sigue generando la misma polémica que el primer día? ¿Será quizá que nos encontramos ante lo que denuncia: una construcción ideológica del lenguaje? 


En el mismo escrito recoge: “el modo en que designamos es importante ya que al designar, por un lado damos significado y construimos la realidad, y por otro ponemos de manifiesto los valores y la ideología con la que miramos.”
Al tiempo que el ocultamiento de la realidad de los hechos ante un envoltorio de palabras como en la siguiente expresión: “Las agresiones masculinas descritas como violencia de género no se ajustan a las dinámicas observadas en las respuestas agresivas que se generan en situaciones de conflicto entre personas.”  Pues justamente eso es lo que revelan todos los estudios de profesionales independientes sobre la  violencia de pareja y familiar y lo que sólo el carácter ideológico de un escrito como éste cuestiona sin aportar ni una sola prueba a su favor.

En consecuencia podríamos preguntarnos si justamente con su insistencia en una única violencia: la ejercida contra las mujeres, no es el enfoque de género el que pretende invisibilizar y rebajar la gravedad de las otras violencias en la pareja y la familia: violencia contra los niños, los discapacitados, los ancianos, los hombres… violencias que desde un enfoque como ése quedarían delimitadas como de segunda categoría,  merecedoras de menor castigo y reproche social, cuando no de exculpación moral y jurídica. En fin, el ejercicio llevado a cabo por estos profeministas si algo muestra con claridad es que sólo desde un posicionamiento tan interesadamente ideológico y alejado de la realidad de los hechos es posible mantener un discurso como el suyo, lo que por otro lado es también moneda corriente en todo tipo de creyentes y relativistas.

15 comentarios:

  1. Pensamiento interesadamente ideológico... y subvencionado por el sistema.

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  2. Anónimo1:02 a. m.

    La prueba del 9 de lo que acabas de escribir se encuentra en el mismo texto de AHIGE que citas. En las noticias que se encuentran en la columna de la derecha, y bajo el título BALONCESTO CON MÁS CURVAS pone
    “Taurasi, la mejor jugadora del mundo, reta a la Federación Internacional y rechaza competir con el uniforme más ceñido. Para muchos es una lucha contra el sexismo.”

    Si te paras a leer la noticia te cuenta que la federación pretende que las chicas usen un uniforme muy ceñido para goce del público masculino, incluso comentan que los chicos no tienen norma sobre vestimenta. Describen el uniforme y dejan claro una y otra vez lo sexista y discriminatorio de la medida. Claro que si sigues leyendo empiezas a ver que no todas las jugadoras están de acuerdo en que sea algo tan sexista y después de mucho leer y casi como quien no quiere la cosa te encuentras con que la medida la tomaron las mujeres de la “sección femenina” de la federación:
    En un intento por cambiar la estética de la mujer baloncestista, la Comisión de la Mujer de la FIBA ha decidido este cambio de indumentaria en la Euroliga. "Es una competición privada que quiere vender mejor su producto", dice Elisabeth Cebrián. Ex jugadora de baloncesto y miembro de la Comisión de la Mujer, Cebrián quiere dejar claro que la decisión no ha sido tomada por "señores de la FIBA que nunca han jugado al baloncesto", sino que la propuesta ha sido presentada por esta comisión, formada por exjugadoras. Asegura que la nueva ropa pretende "velar por la imagen de la mujer deportista y huir de esos equipajes enormes, con una sisa gigantesca que deja ver todo el sujetador, que son tan poco estéticos". "Tampoco nos hemos ido al extremo del body ajustado", dice.

    Tal parece que lo de la Taurasi responde más a un afán de notoriedad pues no parece que lo de la ropa ceñida para goce de los muchos machos expectantes espectadores le deba preocupar mucho
    http://cdn.todapasion.tn.com.ar/botineras/00059790/diosa-con-doping-positivo

    Arturo

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    1. Lo más asombroso de todo esto es lo fácil que resulta acusar al varón. Está tan extendido lo de despotricar contra los hombres que no importan los detalles ni de quien haya partido la iniciativa, ni a quien convenga, sencillamente se acusa en la convicción de que tratándose de una acusación hacia lo masculino nadie osará su defensa, como en algún momento ha dejado dicho Yvon Dallaire.

      Lo que no encontrarás por ningún lado, en lógica coherencia con esa vocación de dueños y dueñas de la moral y lógica preocupación por los expectantes espectadores machos, es mención alguna a esas mujeres (también algunos hombres) que viven de posar luciendo su cuerpo y no precisan ni ropa floja ni ropa ajustada. La hipocresía que se gasta en este terreno el neofeminismo, sea éste masculino o femenino, no tiene parangón. La regla se aplica siempre a conveniencia.

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    2. Anónimo5:58 p. m.

      A mi perosnalmente, me da igual que alguien se desnude o haga lo que le venga en gana con su cuerpo. Si puse el enlace hacia las fotos de la deportista desnuda en revistas masculinas, fue para destacar la hipócrita contradicción de la señora Taurasi y del movimiento femisnista que la respalda en esta actuación. Es como si José Tomás aprovecharan entre toro y toro para hacer mítines antitaurinos
      Arturo

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    3. A mí también me da igual, pero en buena lógica a quien no les debiera dar igual es a quienes se han erigido en dueños y dueñas de la moral con capacidad para decir lo que está bien y lo que está mal en este terreno, aunque más bien, y este caso lo ejemplifica perfectamente, lo que se pretende es tener un pretexto más para atacar al varón (heterosexual).

      Y no es algo que me haya venido sugerido por el enlace al que haces referencia pues es una reflexión que he hecho más veces en esta bitácora. Se trata de hacer salir, a quien así opina, de la ambigüedad de ahora moralina, ahora liberalidad, pero siempre dejando a buen resguardo la figura femenina y cargando las tintas sobre los “expectantes machos”.

      Como dice Alain Touraine en El mundo de la mujeres: “Y es más difícil aún distinguir entre los anuncios que provocan ira en las mujeres (al considerarse tratadas como objetos sexuales) y los que ellas adoptan porque les parecen un medio de reforzar su propia “sexualización”.

      Finalmente actúan como cualquier iglesia que se precie: siempre vigilantes de la moralidad pública y dispuestos a ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.

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  3. Anónimo3:34 p. m.

    Las relaciones entre el lenguaje y la realidad son ciertamente complejas y recuerdan lo del huevo y la gallina. Por supuesto que nuestra visión de las cosas depende del modo como las nombremos, pero tampoco podemos convertir este postulado en un axioma absoluto si tropezarnos con paradojas continuas.

    El sol sigue saliendo y poniéndose todos los días, aunque sepamos que eso es una ilusión derivada de la rotación de la tierra. Se ha demostrado que lo que llamamos "átomo" es un compuesto de partículas que puede desintegrarse, pero nadie piensa cambiarle ese nombre ya inapropiado. ¿Y qué pensar de los innumerables ateos que dicen "adiós" para despedirse?

    Sin embargo, si los de Ahige piensan que el nombre hace la cosa y que a la "violencia de género" hay que llamarla así para que sea visible. no les vamos a desilusionar. Están reconociendo implícitamente que esa entidad que ellos llaman "violencia de género" no se distinguiría de cualquier otro tipu de violencia si la llamáramos de otro modo.

    Entonces, nos lo ponen fácil: en nuestro caso, basta con no mentar la bicha para que se desvanezca en el aire.


    Jeipi

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    1. Ya me gustaría que este debate fuera meramente ideológico, pero mucho me temo que hagan una cosa o la contraria los de Ahige la distinción entre unos muertos y otros va a seguir existiendo, porque está en la Ley y, porque mucho más allá de lo que opinen los profeministas, esa forma de ver las cosas tiene muy buenas y buenos valedores.

      Lamentablemente, si el muerto es varón, como en el reciente caso de Valladolid, todo lo que venga detrás, particularmente lo que tiene que ver con los medios de comunicación y la justicia será diferente. Me parece que va a hacer falta algo más que ganar en los medios la batalla por la denominación para evitar esa distinción entre víctimas de primera o de género y las demás. En cualquier caso tengo la impresión de que sin ese primer paso lo demás no es posible.

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  4. La Junta de Andalucía, siempre en vanguardia de la construcción linguística de género:

    http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/663/urbanismo-de-genero-y-genera/

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    1. Anónimo11:30 p. m.

      Plutarco: la ignorancia es osada, y estas miembras de la Junta son muy osadas...

      Arturo

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  5. Es una pena que no exista un recopilatorio de todas las ocurrencias de género a lo largo de los últimos años. Particularmente lamento no conservar nada en relación con una iniciativa de la Consejería de Educación que pretendía que los profesores a la hora del recreo vigilasen que la ocupación del patio por niños y niñas fuera igual por ambos grupos.

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    1. Leyendo este comentario sobre la necesidad de un recopilatorio de las tonterías de género, me he acordado de Luis Carandell, aquel periodista que reunió en sus libros Celtiberia Show material relativo de nuestra especial idiosincrasia ibérica. Googleando he visto que la revista Triunfo digital recoge gran parte de su obra (pensé que Triunfo ya no se editaba; como los libros de Guillermo Brown, fue una de mis lecturas de adolescencia):

      http://www.triunfodigital.com/mostradorn.php?a%F1o=XXIII&num=320&imagen=1&fecha=1968-07-20

      No cabe duda que un recopilatorio tipo Neofeminismo Show tendría gran acogida de público.

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  6. Humberto5:56 p. m.

    Lamentablemente, este asunto que con su característica sorna denuncia Pérez Reverte, es bastante más que una rareza que se encuentre alguien al estudiar unas oposiciones andaluzas. Este invento del urbanismo de género es uno de los temas que se están poniendo de moda entre las neofeministas, que han encontrado en él un buen filón para conseguir sus objetivos habituales: pillar subvenciones, ocupar puestos en las diferentes administraciones, chupar cámara en los medios y, por supuesto, acusar y criticar gratuitamente a los hombres (eso que no falte).

    Como ejemplo, el II Congreso Nacional de Hombres por la Igualdad, celebrado en Zaragoza en 2010, fue un monográfico sobre este tema, que llamaban algo así como "hacia unos espacios públicos en equidad", qué bonito. Por cierto, la proporción de ponentes varones era mínima, la mayoría eran "ponentas". Este no es un dato anecdótico: se organiza un congreso de "hombres por la igualdad" y casi exclusivamente hablan mujeres. Tremendo… y muy sintomático.

    Lo que pude husmear de los contenidos de las ponencias, hasta que el aburrimiento y el hartazgo me vencieron, eran ideas como que hay que hacer la ciudades más humanas (jardines, plazas peatonales, lugares para el encuentro, calles más limpias, seguras e iluminadas, etc.) porque es lo que desean las mujeres para sí mismas y para "sus" niños. Deben creer que los hombres deseamos ciudades como las de algunos videojuegos apocalípticos: escenarios peligrosos, cutres y destartalados donde poder darnos de hostias, que es lo que nos gusta, según ellas. En fin, un caldo de cultivo más para la palabrería, el simplismo, los prejuicios y los aires de superioridad de estas señoras.

    (Me viene a la memoria otra sandez antológica relacionada con este asunto: se llegó a exigir, en nombre de la igualdad de género, que sustituyeran la mitad de los muñequitos de los semáforos, que son todos peatones, por "peatonas", para que las mujeres no se sintieran excluidas.)

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    1. Anónimo8:55 p. m.

      Humberto: algo parecido me sucedió a mi en 2001, en Jerez de la Fra. Me encuentro con unas jornadas sobre la condición masculina promovidas por la delegación "degenero" del ayuntamiento y por un grupo que no conocía y que tenía un nombre sugerente: Asociación de Hombres por la Igualdad de Género. La ponencia principal se llamaba algo así como Problemática del Hombre Actual (lo digo de memoria, de mala memoria). Como no conocía bien Jeréz llegué con la conferencia empezada. Cual no sería mi sormpresa e indignación al ver que un grupo de mujeres estaban contando el mismo rollo de toda la vida contando lo mal y lo descriminadas que estan las mujeres etc. ¡Esto era la problemática masculina! Bueno, claro, para ellas no tenemos ningún problema salvo los de las mujeres que solidariamente aceptemos como nuestros pues somos los responsables, culpables de los mismos.
      Y por cierto. Los muñequitos de los semáforos, que si se empiezan a sustituír por muñequitas, son seres absolutamente asexuados son la simplicidad absoluta....por eso las feministas ven hombres claro...Los hombres somos así de simples, no como las mujeres que son complicadas, quiero decir complejas.

      Arturo

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    2. Lo que contáis Humberto y Arturo, tiene más significación si pensamos que a los cónclaves feministas los hombres no pueden asistir ni como oyentes.

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  7. Entrevista a Ana Mato, El Mundo, pg. 13, 26-2-2012:

    "P- ¿Qué le parecen las críticas por llamar "violencia familiar" a un asesinato machista?.
    R- Lo que quiero es que no haya ninguna mujer asesinada a manos de su pareja, y me da igual que eso se llame violencia machista, de género, doméstica o en el ámbito familiar. No me importa llamarla violencia machista, pero hablo de violencia familiar por pensar un poco en los hijos de las mujeres, que son unas de las principales víctimas. El nombre es lo de menos."

    No olvidemos que las críticas le vinieron de esa gran socióloga que es Leire Pajín. ¿Será Ana mato la próxima Bibiana Aído de este gobierno?.

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