La
capacidad de este país para autoengañarse parece ilimitada. Ahora se trata de
una prueba realizada a aspirantes a maestros que deja por los suelos aquello de
la “generación mejor formada de nuestra historia”, y pequeñas todas las
críticas vertidas sobre nuestro sistema educativo. Vivimos rodeados de burbujas y no me refiero
solo a la inmobiliaria. En este país casi nadie toca realidad, de tal modo que,
en casi cualquier plano: económico, de la educación… bien puede resultar que lo
que ayer se decía blanco inmaculado resulte hoy más negro que el hollín.
Conviene
no olvidar que han sido innumerables los informes que han ido alertando del
estado de nuestra educación a lo largo de varios lustros, pero también es
cierto que una ministra del ramo hace muy poquitos años y cuando ya se conocían
varios informes PISA no tuvo empacho en declarar que: “teníamos el mejor
sistema educativo de nuestra historia”. Por cierto la misma que para quitar
hierro al bajo nivel en lectura y comprensión lectora habló de que los jóvenes
tienen su propio lenguaje: el chat, el sms… En los mandatos de Zapatero fue imposible un
mínimo reconocimiento por parte de las autoridades educativas de que el sistema
no funcionaba y había que reformularlo. Más bien todas las iniciativas llevadas
a cabo en esta etapa incidían en la misma dirección que lo hacía inviable,
fiándolo todo a la prolongación del tiempo de escolarización, medida que ya se
había comprobado que no daba resultado.
En este
asunto de la educación ocurre algo parecido a lo que sucede con el descrédito
de la política y los políticos, que siendo necesario un cambio en profundidad,
dependemos para ese cambio de quienes en buena medida son responsables de su
actual situación. Que, el haber hecho públicos estos resultados, se pretenda
saldar con la dimisión de la Consejera de Educación de Madrid, como piden
algunos sindicatos, deja claro que lamentablemente en instituciones con gran
poder decisión se sigue pensando que ante las malas noticias lo mejor es matar al mensajero. Mientras tanto
desconocemos el diagnóstico de quienes así hablan, también de sus propuestas
para salir de la situación de marasmo educativo en que nos encontramos. Y
conviene recordar que por parte del profesorado son la única representación con
la que cuentan a la hora de las grandes decisiones al no contar con ningún
cauce de comunicación directa.
La
verdad aunque sea a empujones y por la puerta de atrás parece que se abre paso. Resulta muy difícil seguir negando que la
realidad es más dura de lo que nos quisieron hacer creer no solo desde el Ministerio
también desde una parte del profesorado. Aunque para no hacerse excesivas ilusiones de que sea ésta la definitiva a mí me siguen dejando
anodado algunas frases de esta información, por ejemplo: “Hay alumnos, aunque no
se puede generalizar, que vienen sin conocimientos básicos que tendrían que
haber adquirido en primaria y secundaria. Es un lastre que traen y que aquí no
se trata, porque en una facultad en lo que hay que profundizar es en didáctica”.
El País publica la prueba que ha suspendido el 86% de los aspirantes a maestro
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