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12 noviembre, 2011

La izquierda y el principio de realidad


Leyendo este  artículo de Manuel Rivas  lo tentador y atractivo  es ser de izquierda. Si izquierda representa igualdad social y de género, si Educación para la ciudadanía representa Institución libre de enseñanza frente a integrismo episcopal,  si izquierda significa sistema fiscal progresivo y combate del fraude fiscal, si izquierda representa sistema educativo y sanitario de calidad y para todos, si izquierda representa ascensor social… lo que pide el cuerpo es ser de izquierda.

Pero hace falta estar muy despistado para no darse cuenta que lo de los gobiernos Zapatero no han supuesto nada de eso, y sí perfecta convivencia con la especulación inmobiliaria  y esos 150.000 nuevos millonarios que creó el boom de la construcción con rentas opacas al fisco que siguen gastando a manos llenas porque además no pagan impuestos, que fue su gobierno quien blindó la financiación a perpetuidad de la Iglesia católica con cargo al presupuesto público, que fue esa izquierda la de los acuerdos con la escuela concertada y la que consintió la adaptación de Educación para la ciudadanía al ideario del centro, de tal modo que el manual de esa asignatura más utilizado en nuestro país defiende el creacionismo.

Que esa izquierda no sólo no ha combatido el fraude fiscal sino que nos deja en herencia un sistema fiscal absolutamente injusto, unos índices de fracaso escolar y un porcentaje de  paro que destacan por su  excentricidad y por duplicar las medias de la U.E. y una sanidad al borde de la quiebra,  que en Europa sólo nos superan en desigual distribución de la renta: Letonia, Lituania y Rumanía…

En cuanto a igualdad de género no quisiera repetirme porque tendría que escribir el blog de nuevo y esa tarea ya está hecha, sin que las conclusiones se desvíen mucho de lo de más arriba. En fin, haría bien la autodenominada izquierda en ejercitar algo más el espíritu crítico y al análisis riguroso porque como todos los análisis sean de este tipo no le auguro un gran futuro al menos como referente moral.   



24 mayo, 2011

Refundación

Hay tanto interés en convencernos de que la derechización del PSOE comenzó en mayo de 2010, cuando tuvo que tomar forzado las decisiones económicas que durante tanto tiempo negaba tener que tomar,  que me parece importante atajar esta idea aunque sólo sea con fines esclarecedores de algunas de las cuestiones que debatimos en esta bitácora.

A mi modo de ver esta derechización comenzó muchísimo antes. Comenzó cuando se aceptó seguir alimentando el boom inmobiliario por el crecimiento económico que suponía: éramos la octava potencia mundial (Zapatero dixit),  y se renunció al cambio de modelo económico; comenzó cuando se consagró la financiación de la Iglesia a cargo de los Presupuestos generales del Estado a perpetuidad; comenzó cuando se decidió suprimir el Impuesto sobre el Patrimonio y mantener como siempre un IRPF que más que otra cosa es un impuesto sobre los salarios; comenzó cuando se renunció a combatir el fraude fiscal (70.000 millones de euros)

Comenzó cuando se decidió funcionar con lógica nacionalista en algunas comunidades;  cuando consciente de la escasa diferencia de sus políticas decidió que lo importante era agudizar las políticas ideológicas y exacerbar los antagonismos –en acertada expresión de Iñaki Gabilondo-   para encubrir la inexistencia de diferencias reales con las políticas de derechas; comenzó cuando el partido se inclinó por el personalismo y presidencialismo de Zapatero, en el Gobierno y el partido, por encima de las decisiones colectivas y colegiadas; comenzó cuando sin rubor se consagró la diferencia jurídica entre mujeres y hombres en la Ley contra la violencia de género.

Si socialdemocracia es igualdad, el PSOE de los últimos años se caracteriza por negarla desde todos los ámbitos: desde el socioeconómico porque las diferencias de renta y riqueza se acentúan y el ascensor social no funciona -porque también está fallando en ese sentido el sistema educativo-; desde el jurídico donde queda consagrada la desigualdad jurídica entre hombres y mujeres y, también, desde el punto de vista territorial al apoyar unas lógicas nacionalistas que lo que generan es diferencias entre los ciudadanos del Estado. Y esto no lo digo para negar el Estado de las autonomías que en mi opinión debiera institucionalizarse como Estado federal, sino porque la ausencia de reglas claras termina favoreciendo a los más fuertes.  

Por eso desde mi punto de vista, si el PSOE decidiera refundarse debería hacerlo de forma que contemplase un abanico muy grande de aspectos y desde luego reconociendo que es poco creíble decir que se está por la igualdad, si se niega la más evidente: la igualdad jurídica entre las personas, la igualdad entre  mujeres y hombres.