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29 octubre, 2007

Más sobre feminismo

Un efecto derivado de lo anterior lo constituye el gran magma ideológico que constituye el feminismo, donde conviven el considerado gran hallazgo del feminismo radical americano de lo “privado, público”, fundamento de casi toda la legislación de género en nuestro país y el resto de Europa, al lado de la defensa a ultranza del multicultarismo, pero en oposición a ideólogas del movimiento como Amelia Valcárcel que no sólo no parece sentir ninguna simpatía por el multiculturalismo sino que, a propósito del caso de la chica de Gerona que iba a la escuela con el velo musulmán, escribió en El País, un artículo titulado: La democracia, el velo y la tolerancia, en el que dice lo que sigue: “ Una niña quiere ponerse velo para estar en su casa. A nadie se le ocurriría afeárselo. Lo privado es privado. Cada quien en su privacidad es monarca. También quiere usarlo para ir por la calle. Consecuencia: la ciudad presentará más variedad cosmopolita. Para ir a la escuela. Aparece el límite y se produce el problema.” (el resaltado es mío)

Y quizá hubiera que entender esto como fruto de la pluralidad de un movimiento tan extenso como ése, sino fuera por la gran elasticidad que a lo largo del tiempo viene demostrando, sin que uno sepa muy bien a qué atenerse, pues donde ayer dije igualdad hoy digo diferencia, las agrupaciones masculinas quedan prohibidas pero no paran de promoverse las femeninas -también en el ámbito del derecho y la judicatura-, para mí vale lo que para el otro está prohibido, iguales y paritarios para unas cosas, para otras que reine la tradición, para esta situación aplicamos este principio, en el próximo caso ya se verá; un poco en la línea de gato gris, gato negro, lo importante es que cace ratones. Por no citar el, prefiero no calificarlo, intento de justificar y escudarse en la situación de las mujeres en los países del tercer mundo para sostener o propugnar sus políticas en el primero. Seguramente recordaréis el pronunciamiento del Consejo de Estado en el momento del debate sobre la ley contra la violencia, cuando vino a recordar como se habían puesto sobre la mesa resoluciones de la ONU, pensadas para paliar situaciones de las mujeres del tercer mundo, a fin de justificar ciertos postulados de la ley. Sugerencias que, como las de tantos otros, por ejemplo el colectivo de penalistas, fueron desoídas; o, como, un día sí y otro también, se asimila la situación de la mujer en nuestro país con la de países con los que cualquier comparación debiera dar vergüenza a quien la hace.

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