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04 enero, 2009

Palestina

Estoy sobrecogido. Cuando pensaba que no podía tener para más el divorcio entre los hechos y las palabras, entre lo que se dice y lo que se hace, referido al género, veo que en lo referente a Palestina las cosas pueden multiplicar por mil ese divorcio hasta situar el problema en una perspectiva de imposible solución. Me gustaría equivocarme, pero francamente no veo a qué o a quién se puede apelar.

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