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29 abril, 2010

El feminismo y el hiyab

No debiera sorprender a nadie que quien haya puesto en circulación las ideas de visibilidad-invisibilidad referidas a las personas y los colectivos, fuese el feminismo, porque a mi entender son verdaderas maestras en este juego de aparecer-desaparecer de los asuntos y la opinión pública según el cariz que se presuma puedan tomar los acontecimientos.  Gran entereza y presencia a la hora de los derechos, ausencia total a la hora de los deberes. Denuncia permanente y constante de la situación de la mujer musulmana, también por su vestimenta, y ausencia total ahora mismo que se discute sobre el hiyab en los centros públicos de educación. De frente cuando interesa, de perfil cuando se piensa que puedan venir mal dadas.

Viene esto a cuento del actual debate sobre Najwa Malha y el hiyab en el que dependiendo de a que comentarista se lea pueden aparecer como responsables de la situación desde el ministro Gabilondo a la presidenta de Madrid Esperanza Aguirre, pasando por la Conferencia episcopal, el conservadurismo católico, la intransigencia musulmana,  el claustro de un instituto pijo que ha decidido hacer un reglamento en el que se contempla que no se puede asistir a clase con la cabeza cubierta, el padre de la chica, los jóvenes musulmanes que exigen a sus novias que se pongan velo, la rebeldía de una joven que ha decidido tal cosa para afirmar su identidad, el machismo…

Pero nadie, absolutamente nadie hace mención, sea en un sentido u otro, del feminismo; y eso,  a pesar de que sin lugar a dudas esta cuestión jamás se hubiera suscitado en los términos en que lo hace,  si lo que ocurre hoy no hubiera estado precedido de intensas campañas en contra de una prenda que según esta corriente ideológica representa una humillación para la mujer musulmana. Aunque también es cierto que, en este caso y para muchos, parece más un gesto de rebeldía y afirmación que cualquier otra cosa, circunstancia ésta que cualquier feminista rebatirá fácilmente con el simple hecho de hablar de imposición del padre o del novio.  En fin, me sería más fácil entender que estuviera presente en el debate de forma elogiosa que  su ausencia del mismo.

Por lo demás a los “opinadores” de la prensa española  no les vendría mal algún tipo de reciclado. Aún hoy se pueden leer artículos en los que no se percatan de que en el asunto de Najwa Malha no se trata de un debate sobre si hiyab sí o no en la calle, sino si un centro público de enseñanza puede establecer, y hacer respetar,  una norma que diga que los alumnos no pueden estar en el aula con la cabeza cubierta, sin hacer referencia a si se trata de una visera o un hiyab y, desde luego ,siempre que no se establezca sobre la marcha para no escolarizar a un alumno o grupo de alumnos por motivos de tipo religioso o de otra índole.

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