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30 diciembre, 2011

Víctima del patriarcado, salvoconducto a la inmunidad


La ideología que aquí combatimos es justamente esa, la que convierte a la mujer en una menor de edad víctima del vapuleo constante del patriarcado y por tanto no responsable de sus actos, que sean del cariz que sean y se muevan en una dirección o la contraria harán de ella, bien una heroína capaz de vencerlo, bien una víctima de las circunstancias, en cualquier caso un ser que haga lo que haga y esté en la posición que esté no podrá despertarnos más que comprensión y admiración y por ello a la que no cabe dar más que  nuestro apoyo.

La otra cara de esa moneda la constituiría el hombre, el varón, el macho, ese ser que haga lo que haga y esté donde esté, estará ejerciendo el “poder” y a quien por tanto le serán exigibles responsabilidades no sólo por sus actos, sino también por los de los demás, por todos los actos.  Un ser que ya sea como cerdo capitalista o “padre padrone”, no puede suscitar más que nuestro repudio y rechazo. Estas serían las dos categorías binarias en las que el mundo estaría dividido según esta ideología y ante las cuales forzosamente deberíamos elegir.

Bien es cierto que una presentación tan brutal quedaría reservada a determinados textos teóricos y en trabajos como los de Andrea Dworkin y algunas otras feministas radicales, y mucho más difícilmente en el feminismo operante y de cada día, pero a poco que escarbemos descubrimos es el estereotipo dominante para quienes así piensan y lo que está detrás de la legislación de género y el distinto trato penal a hombres y mujeres, o las múltiples y nunca totalmente descubiertas “opresiones” del varón sobre la mujer, sea mediante discriminación salarial y techo de cristal, sea en la violencia doméstica, sea en el acoso moral y sexual, sea en el bullying, la homofobia...

El neofeminismo ha tomado la parte por el todo y ha construido un estereotipo de buenas y malos, de víctimas y verdugos, que pretende que tomemos por espejo de una realidad mucho más compleja y rica, donde esa visión en bloque de los sexos choca con la realidad histórica y presente, y en la que un reduccionismo de ese tenor no puede tener cabida. Esta es la ideología que hay que desenmascarar, este es el esquema que hay que romper por falso y por injusto, pero también porque terminará, si no lo está haciendo ya, dañando, y mucho, a todos: hombres, mujeres y niños.


P.S. He leído en otra bitácora una defensa sin ambages de la ambigüedad que, parecía hacer referencia a algo que aquí se ha tocado muchas veces. Por eso me apetece decir algo al respecto. Aclaro que me refiero a la ambigüedad llevada al plano del pensamiento, al plano de las ideas.

La ambigüedad en el plano intelectual, en el mejor de los casos es sinónimo de confusión y falta de claridad, en el peor, particularmente si es calculada, es otra forma de mentira. Y lamentablemente hay mucho de eso en el discurso neofeminista en conceptos centrales como: machismo, patriarcado, incluso custodia compartida, si para desvirtuar su reivindicación se habla de la “custodia compartida impuesta”, a sabiendas de que la defensa de la misma nada tiene que ver con esa expresión y sí con su consideración como opción preferente y el estudio caso por  caso. Curiosamente, quienes así se expresan, olvidan que  la única custodia obligatoria y por imposición es la práctica habitual de concederla siempre a la madre.

Y para prueba de esa ambigüedad en los conceptos en la misma bitácora se achaca el error en la decisión de otorgar la custodia a esa madre de Tenerife que acabó matando a sus hijos, nada menos que al patriarcado ¡Ahí es nada! Los conceptos se estiran y se acortan como si de chicle se tratase, hasta el punto de que cuando en una legislación claramente de género como es la española en lo relativo a la custodia, se produce un resultado tan lamentable e inasumible como ese, algunos pretenden lavar su responsabilidad intelectual y moral achacándolo al patriarcado. En otro momento y también en uno de esos ejercicios de fraude intelectual y estiramiento de conceptos habían decidido calificar de violencias machistas, el bullying o la homofobia.

En relación con la paternidad, que también ha sido tratada en la misma bitácora, lamentar que por prejuicios ideológicos haya padres que deleguen en las madres los cuidados y el afecto que como tales les corresponde dar a sus hijos. Esta posición no sólo vive anclada en una visión de los roles familiares anticuada y antigua, también desconoce que la paternidad tiene contenidos específicos en relación con los hijos y por tanto no es algo que se pueda delegar: o lo hace el padre o sencillamente no se hace. Finalmente, decir que la ambigüedad, la confusión en la expresión  del pensamiento, el uso de términos que significan una cosa o la contraria a gusto de quien los crea y maneja, a quien ha mejor servido siempre ha sido al poder, y en particular a ese poder que se propone el manejo de las conciencias. 

5 comentarios:

  1. Creo que la ambigüedad que describes en esa bitácora es otro nombre para el relativismo postmoderno que se resiste a morir.

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  2. Otro artículo periodístico, que se hace eco de la famosa macroencuesta del Centro Reina Sofía y la ambigüedad que se menciona en esta entrada. Interesante el uso que se hace de las palabras padre, progenitores...y la vinculación del maltrato infantil con la llamada violencia de género. Bien entrado el artículo se puede leer la siguiente frase: "De cada diez agresores, seis son mujeres y cuatro son hombres." La frase en cualquier caso está bastante bien enterrada. El artículo señala que la familia maltratadora por excelencia es la tradicional, aunque la definición de esta es la formada por los padres biológicos. En fin, una perla más de periodismo de género:

    http://www.elmundo.es/elmundo/2011/10/11/espana/1318318955.html

    ¿Nos están preparando para un cambio en la ley de violencia de género, que pase a llamarse "de violencia doméstica", pero que extienda el campo de criminalización aún más sobre el varón heterosexual?.

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  3. El ocultamiento de los hechos delictivos de las mujeres es una constante, Plutarco. Incluso en un tema tan alejado de esto como puede ser el PER en Andalucía, la imagen que se da de quienes lo cobran, al menos por parte de quienes no están de acuerdo con él, es la de unos mangantes que se pasan el tiempo en el bar. Ni que decir tiene que la imagen mental que a todos se nos ocurre es la de jornaleros varones,pero lo cierto es que el 60% de quienes lo cobran son mujeres.

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  4. Humberto9:00 a. m.

    Emilio, a raíz de lo que dices del PER, se me ocurre que sería muy interesante conocer cómo se reparten entre los sexos el total del dinero que el estado paga directamente a los ciudadanos, en forma de sueldos, pensiones o subsidios. Al ser un dato poco o nada difundido, doy por hecho que la mayoría va a parar a manos femeninas.
    Ojo, no estoy diciendo que ese reparto sea injusto. Pero sí que ayudaría a desmentir la falacia de que la mujer es siempre la gran marginada.
    Aprovecho para desearos a todos un feliz 2012.

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  5. Tengo la impresión Humberto de que no caerá esa breva. Como decía en una entrada anterior hubo un momento en que se planteó el estudio del impacto de género de los Presupuestos pero esa iniciativa decayó y si se reactiva que no te sorprenda que lo sea para exigir igualdad allí donde la mujer recibe menos, pero no donde reciba más. Esa al menos es la lógica de género hasta ahora conocida.

    Si después de años y años pidiendo la remuneración por hora trabajada y esto no fue posible, mucho me temo que ni la renta disponible, ni el reparto del gasto público se harán públicos por sexos. Para algunos servicios públicos y en determinado tipo de ayudas el diferencial sería escandaloso.

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