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03 marzo, 2007

La prostitución

Os recomiendo la lectura de la columna de Juan José Millás en El País del 02/03/2007 El chaflán, quien a propósito de la decisión de no regularizar la prostitución construye, como casi siempre, una hermosa columna, aunque en este caso la columna versa sobre esquinas y chaflanes.

A mi entender, cada día que pasa los parecidos entre el feminismo de género y cierta moral religiosa son mayores. Veamos el tema de la prostitución. Parecería como si al negarse a regularla su actitud moral fuese más elevada. Como si dejara de existir por el hecho de no reconocerla legalmente. La verdad parece más bien otra y la intención algo más retorcida. A la Iglesia, le sirvió durante mucho tiempo, para que el hombre tuviera que reconocerse pecador. A este feminismo para seguir demostrando la perversidad del varón.

Lo cierto es que como dice J.J. Millás “Una vez tomada la decisión de no legalizarla, (se refiere a las autoridades), solicitaron la ayuda voluntaria de las empresas periodísticas, pues parece que se puede prohibir la prostitución, pero no su publicidad. Incluso se puede prohibir la prostitución, pero no su práctica. De hecho la prostitución, si lo hemos entendido bien, continuará siendo legal, aunque no estará regulada. Lo que quiere decir que la única ley a la que se plegará será la del mercado (y quizá de las mafias).......”

1 comentario:

  1. Anónimo11:46 p. m.

    *(Fran) Emilio, tú dices que los parecidos entre el feminismo de género y cierta moral religiosa, son cada día mayores. Yo opino que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, pues en realidad, el pensamiento feminista radical, como es el de género, abomina de las religiones, al menos de las actuales, por considerarlas producto del patriarcado, es más algunas corrientes del feminismo radical han "fabricado" sus propias deidades femeninas, diosas a medida y para todos los gustos feministas, en una forma más de rechazar la religión y la moral religiosa clásica.

    Y por otro lado, pues claro que no se prohíbe la publicidad ni el ejercicio de la prostitución, lo único que se prohíbe es que los varones puedan acceder, o hacer uso de ella.

    Yo pienso que convendría ya abrir una discusión abierta para hablar de la concepción hembrista de la sociedad. No tiene sentido continuar ignorando y silenciando la existencia de una mentalidad, la hembrista, que se abre camino a gran velocidad en las sociedades más avanzadas y no sólo eso, sino que además lo hace auspiciada por los gobiernos de todos los países que se dicen desarrollados.

    Saludos.

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