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21 marzo, 2011

¿ Y el futuro ?

Que el feminismo, al menos el institucional de género, no está dispuesto a jugar limpio no es una cuestión de ahora, por eso hoy quería referirme a ese aspecto aunque sea de modo superficial. No se trata ya de que destacadas autoras del movimiento se hayan convertido en perfectas manipuladoras de la estadística: una de cada cuatro mujeres golpeadas, una de cada 10 violada, el 90 % de las prostitutas están esclavizadas, etcétera sino que su estrategia pasa justamente por ahí, por falsear, por ocultar, por alarmar, en un intento de que las emociones impidan cualquier reflexión serena sobre cada uno de los asuntos para ver lo qué hay de verdad y qué de exageración o mentira en cada caso y de ese modo hacer el juicio ponderado que cada situación requiera.

Tendríamos que señalar en esta estrategia al menos cuatro vertientes: la de la mentira estadística de la que serían ejemplos los citados más arriba, la de la ocultación: silenciamiento de otras estadísticas: fracaso escolar masculino, tasa de suicidio de los varones, enfermedad y mortalidad masculina, hasta el punto incluso de pretender atribuir la menor esperanza de vida no a causas de tipo genético o de expectativas de vida, sino a la natural tendencia de los varones al riesgo. Silenciamiento también de ciertas actitudes y datos negativos de la mujer tal la violencia ejercida contra su pareja, sus hijos, compañeros  o las personas mayores y discapacitados, de tal modo que pareciera que esta vertiente de la violencia no existiera o siempre estuviese disculpada moralmente, últimamente también judicialmente. Y silencio de las actitudes de esfuerzo y sacrificio de los varones: por ejemplo ahora mismo en la crisis japonesa la actitud heroica de algunos, o las centenas y millares de vidas masculinas que se están perdiendo en las revueltas árabes.

Y aún hay otro aspecto que se esconde o se soslaya y es la tendencia, es decir, lo que desde ya sabemos con bastante certeza que puede suceder en el futuro, por ejemplo que en momento no muy lejano las mujeres con título universitario superarán a los varones en un porcentaje próximo al 150 %, sin que se considere necesario adoptar ninguna medida correctora, y lo que eso representará de cambio en determinados ámbitos de las profesiones y la vida social como por ejemplo la enseñanza, la sanidad, la justicia, etcétera lo que convertirá la preponderancia femenina en aplastante. Y eso a día de hoy sabemos que significará todo menos neutralidad. La capacidad de las mujeres para desplazar a los varones de determinados ámbitos se está demostrando infinitamente más agresiva que cualquier otra que se pueda atribuir a los varones. Por eso, sería interesante incorporar a nuestros análisis y consideraciones esa vertiente de previsión y expectativa futuras. 

3 comentarios:

  1. Emilio ¿de qué tienes miedo? Las mujeres son las primeras víctimas del feminismo. Se las permite creer que han sido liberadas mientras sigan adoptando roles masculinos, ese es el juego.
    En mi opinión debemos volver a recuperar la esencia que nos corresponde como género y actuar desde ese lugar -tanto hombres como mujeres-.

    Igualdad de derechos sí;igualdad de géneros no.

    Hombre consciente

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  2. Gracias por los comentarios Joan. En una cosa estoy de acuerdo contigo, las mujeres son víctimas del feminismo. En otra no, las principales víctimas estamos siendo los varones y la cosa no lleva visos de mejora en el futuro. Quizá el informe Farrell diga mucho más de todo esto que cualquier perorata que pueda yo soltar ahora. Mi principal preocupación, que no temor, está en la escasa capacidad de reacción de los varones en una ceguera que seguramente nos lleve a situaciones bastante límite.

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  3. Emilio, creo que la ceguera en este tema no distingue entre los sexos. Por una parte, como señala Joan, el feminismo ha convertido a las mujeres en esclavas felices (aunque recientes estadísticas norteamericanas señalan que son menos felices que hace años, todavía no se con que fines, ya sabes que las estadísticas de este tipo son preludio de más medidas discriminatorias contra el hombre) inconscientes de su nueva condición. Por otra, los hombres tampoco perciben con claridad hacia donde les aboca el futuro. Para mi, de los problemas a los que se enfrenta el hombre, el de su apartheid educativo es el más esencial de todos. Creo que un masculinismo proactivo debería reclamar auténticas políticas igualitarias en educación, sanidad y convivencia familiar. Te deseo en cualquier caso, un descanso reconfortante.

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