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01 mayo, 2015

Podemos irnos al traste

Parece cada vez más evidente que no era Podemos lo que esta sociedad necesitaba y sigue necesitando. Han transformado lo que era un movimiento de base como el 15M en una organización fuertemente jerárquica y centralizada en la que su jefe pasa sin despeinarse de mostrar devoción por Chávez a decirse heredero de Olof Palme, y del bolivarianismo a la socialdemocracia escandinava como quien se bebe un vaso de agua; de moderar tertulias en las que se proponen levantamientos populares de liberación nacional contra la colonialista Alemania a sugerir el gradualismo de las pequeñas conquistas sociales.

De declararse hermanos ideológicos de Syriza a callar sobre la composición de un gobierno compuesto exclusivamente por hombres y en el que el peso del Ministerio de Defensa parece a todas luces desmesurado, y ahora pasar como sobre ascuas por el hecho de que Varoufakis proponga en su país una amnistía fiscal como la que el PP puso en marcha en el nuestro con tan fuerte crítica por su parte o, de que a pesar de mantener entre sus filas a algunas de las más radicales feministas, Errejón haya debido reconocer que en su organización las mujeres chocan con un techo de cristal que no existe en las otras fuerzas políticas.

La política es algo más que una “maquinaria de guerra electoral”, es algo más que redes sociales, es algo más que calculado estudio de las encuestas y estudios de opinión en busca de decir lo que la gente quiere oír,  algo más que tertulias y frases ocurrentes como que hay que frenar las inversiones en el AVE porque quienes lo usan son las clases medias y altas, como si no se tratase de los mismos que  aprovechan la inversión en la Universidad, las becas y en general el Estado de bienestar.
Se necesita algo con más rigor que aquello de casta y gente,  y desde luego menos trucos como el de que todo lo decide la gente cuando en realidad  está en la mano de unos pocos que cambian el discurso a tenor de la flauta que suene en cada momento. De simular democracia interna pero  constituir una organización fuertemente jerarquizada y en la que no se reconoce la pluralidad.

Es posible que alguno de los elementos que contribuyeron a su crecimiento exponencial: especialistas en ciencia política, grupo pequeño y compacto que transmitía un mensaje muy pulido y para la galería, constituya ahora su debilidad por lo sectorial de su mirada y porque  hay temas sobre los que no se puede seguir escondiendo la opinión y hay que pronunciarse, y pronunciarse compromete y hace posible que aparezcan grietas, ya que no se trata de hablar de lo que a uno le interesa y hacerlo siguiendo un guión de campaña electoral.


Más enjundia tiene analizar su fracaso en lo relativo al apoyo de las mujeres.


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