Debiera ser evidente la ventaja que nos lleva el género en todo lo que tiene que ver con la igualdad, como también la necesidad de dotar de un mínimo andamiaje intelectual y operativo la acción de quienes, no sólo no nos sentimos representados por él, sino que estamos dispuestos a combatirlo ideológica y políticamente. Y por eso, me parece muy interesante seguir el día a día, para dar una mínima respuesta a cada una de las cosas que van sucediendo en este terreno aunque, al mismo tiempo, debiéramos ser capaces de abordar otros asuntos que vayan más allá con objeto de conquistar posiciones que nos ayuden en la etapa siguiente, porque por muy desalentador que pueda parecer, desmontar el tinglado que está montado llevará mucho tiempo y exigirá por nuestra parte diferentes acciones a fin de por un lado, mostrar lo injusto de este enfoque pero también conseguir un mayor número de implicados por el lado masculino.
Como además desearía que la bitácora se desarrollase de una forma más "dialogada", os propongo abordar algunos de los temas de calado de la susodicha ideología y al mismo tiempo ir llenando lo que llamo tabla reivindicativa, no tanto porque me guste el término, más bien porque me parece que comunica bien lo que se quiere decir.
Para mí uno de los temas estrella, como sabéis los que me seguís habitualmente, es el género y a él quiero dedicar hoy unas líneas que completen algunas otras entradas en las que hablo del mismo.
Leo al pié del Decálogo de Público (*) Aunque la RAE no acepta oficialmente, por el momento, la expresión violencia de género, sí lo hace en la edición de su Diccionario Panhispánico de Dudas (octubre, 2005). También el Diccionario de Español Urgente (Agencia Efe, 2000) afirma que el término “género” se emplea “para describir el distinto comportamiento de hombres y mujeres en la sociedad según las distintas condiciones en que se mueven: educación, familia, cultura, etc.” Y me gustaría aclarar en relación con lo anterior que: primero, como ya señalé en alguna otra ocasión, la cuestión del género no es una cuestión exclusivamente lingüística aunque tenga esa vertiente, y segundo, que la expresión “género”, al menos tal como la usa la llamada “perspectiva de género”, no describe, sino que va mucho más allá, siendo un término equiparable a lo que en el marxismo clásico representa la noción de “plusvalía”. De tal modo que, si plusvalía remite a la idea de explotación de una clase por otra, el término género remite a la misma idea de dominio y explotación de un sexo por el otro. Aceptar el género en este sentido implica tanto como asumir la idea de que al hombre, a los hombres, nos mueve constantemente un deseo de dominio de las mujeres lo que además nos hace responsables de todas sus discriminaciones y desgracias, presentes y pasadas.
El género, en este sentido, no persigue la idea de igualdad entre los sexos sino invertir los términos de la dominación. El siglo XXI no sería el siglo de la igualdad sino el de la mujer. Allí donde las mujeres consiguen la paridad no se detienen. Siguen hablando de discriminación en la Universidad aún cuando en la actualidad el 70% de las titulaciones son parar ellas como se puede ver aquí ; pero en tantas y tantas de las quejas que de continuo oímos de parte de este feminismo y sus medios afines.
Lo peor es que a la gente corriente no se le explica lo que significa de verdad la teoría de género.
ResponderEliminarSe sigue pensando ingenuamente que hablamos de igualdad, claro, ¿quién iba a estar en contra de eso?
Pero en realidad de lo que hablamos es de la obtención de privilegios, que se justifica basandose en el axioma de que todas las mujeres están oprimidas por todos los hombres.
Y si te atreves a cuestionarlo, como hacemos nosotros, nos exponemos a que se nos considere unox machistas en contra de la igualdad.