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07 marzo, 2008

Democracia paritaria

La pretensión del feminismo de situarse por encima del bien y del mal, por encima de los partidos políticos y los avatares del día a día, en una especie de limbo atemporal que les permitiría enjuiciar lo que desde tan elevada atalaya observan, pero sin “mancharse”, sin formar parte de lo que observan, resulta más bien poco democrática. De ese modo se evitan el engorroso papel de dar explicaciones de lo que se hace y por qué se hace, de por qué funciona o no funciona lo que se hizo o se propuso. Sin embargo, esta es la regla en democracia. Las propuestas y las acciones de los grupos sociales deben estar sujetas al escrutinio público, de tal modo que cada grupo o colectivo debe responder democráticamente tanto de lo que hace, como de lo que dice, si lo que pretende, como es el caso, afecta al conjunto de la sociedad.
Pero, bien pensado, el feminismo como grupo social mantiene ya en su origen ciertas peculariedades que le confieren un tono especial, entre ellas su profundo sexismo pues, a pesar de pretender un planteamiento para el conjunto de la sociedad, del mismo queda excluida mitad de la población y a mayores su grado de transparencia y de sujeción al control social es mínimo, por no decir nulo. En el fondo la idea es mantener una inocencia histórica que les permita reclamarse los éxitos que les vengan bien pero siempre a salvaguarda de tener que rendir cuentas de cualquier cosa que no les guste o haya salido mal, en un estilo que recuerda más a una institución religiosa cuya verdad se mantiene incólume al margen de su actuación cotidiana, que a una institución de la sociedad civil. Y esta es la sensación que transmite el artículo de El País de hoy titulado: La derecha y la democracia paritaria, firmado por Rosa Cobo.
En él y en un primer momento se nos recuerda que si la relación del feminismo con la derecha “puede explicarse como la de un profundo desencuentro”, con la izquierda es “la de un matrimonio mal avenido”. ¡Ambas cosas dichas cuando en la pasada legislatura se aprobaron las leyes: contra la violencia de género, la de igualdad, la de divorcio sin custodia compartida, la de acoso laboral, y muchísimas otras iniciativas de sesgo claramente femenino y feminista! Claro que pronto descubrimos el por qué de un juicio tan severo, cuando escribe: “La reivindicación de una ley de plazos para la interrupción de embarazos no deseados es una prueba explícita y amarga para las mujeres feministas.” Quizá haya que entender la queja si pensamos que se produce a pocos días de que la Vicepresidenta del Gobierno, señora de la Vega, haya dicho que no se va a modificar la actual ley porque no hay demanda social para ello.
A continuación la señora Rosa Cobo nos explica el concepto de democracia paritaria. Lo cual no deja de tener su aquel si tenemos en cuenta que la ley lleva aprobada un año, sin que nadie se hubiera tomado la molestia de explicárnoslo en su momento, mucho menos de preguntarnos nuestra opinión. Lo cierto es que para esta señora, “La noción de democracia paritaria da respuesta a los variados e invisibles filtros que expulsan a las mujeres de los espacios en los que existen poder y recursos: de la política a la empresa, de la cultura a la familia, del partido o sindicato a la ONG…”
Aunque, digo yo que, quizá son invisibles porque no existen. En cualquier cosa seguimos en el limbo, pues si no se ven como hablar de ellos… Si resulta difícil detectarlos referido a los partidos o las ONG, en cuanto a la familia ya no sé qué decir, aunque cabe la posibilidad de darle la vuelta al argumento y decir que el hecho de que la práctica totalidad de las custodias se les concedan a ellas, o que el hombre carezca del más mínimo derecho en lo relativo a la reproducción, no sea más que otra oscura maniobra del patriarcado para fijar a las mujeres en la maternidad y el cuidado de los hijos.
En fin, el artículo termina con el siguiente párrafo: “La paridad es uno de esos hechos políticos que señalan si un partido está en la senda de la modernidad y el progreso o si, por el contrario, elige dar la espalda a las mujeres en su forma de organizar las relaciones sociales y de entender la democracia.”
Obsérvese que, en el párrafo en negrilla, se está reconociendo que se impone al conjunto de la población, la forma de organizar las relaciones sociales y de entender la democracia de las mujeres. La verdad, quienes no concordamos con esa forma de pensar, debemos agradecer sin embargo, la claridad con que esta señora nos expone los planteamientos del feminismo, pero también preguntarnos a quién estaba representando nuestro Parlamento en el momento de aprobar la ley.
(las negrillas son mías en los dos casos)

2 comentarios:

  1. Es muy curioso que hable de los obstáculos del Partido Popular a la Ley de Violencia de Género, cuando esta ley fue aprobada por unanimidad, es decir, también por el PP.

    Dices que el feminismo se quiere situar por encima del bien y del mal, sin tener que dar cuentas, pero ¿por qué tendría que darlas?

    Los que sí tienen que dar cuentas a los ciudadanos son los políticos que aprueban las leyes, no los grupos que las promueven. Es la responsabilidad de los políticos el decidir si ignorar ciertas propuestas o aceptar otras que pasarán a ser leyes, así que ¿no debería ser a ellos a quienes hay que pedir explicaciones?

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  2. Creo que aunque a los primeros que hay que pedir explicaciones es a los partidos políticos, como tantas veces tenemos hablado, eso no nos debe hacer olvidar que quienes deciden en los partidos sobre estas cosas son las mujeres, o que existe un poderoso lobby feminista, y desde luego, que existe una ideología que es la está suministrando los contenidos, cohesionando los comportamientos e impulsando todas estas iniciativas, como no deberíamos olvidar que esta ideología traspasa a todos los partidos y llega mucho más allá de ellos, también en otras importantes esferas del Estado.

    Olvidarnos de que existe todo ese entramado creo que sería un error por nuestra parte, pues es su pretensión permanecer en la sombra diciendo lo que hay que hacer pero lejos de la refriega y la crítica.

    Joaquín Leguina aún en la anterior legislatura criticaba esta deriva. Claro que en ésta ya no está, sin embargo han reforzado posiciones quienes apoyaron sus iniciativas. Por lo demás su acción no se ciñe a aprobar leyes, está presente en muchos otros ámbitos que no son los estrictamente políticos, por ejemplo los medios de comunicación, pero también en muchos otros.

    Y tiene que dar respuesta porque es la regla en democracia. Desde luego para mí es mucho más fiable quien me explica lo que hace y por qué que quien se escuda detrás de un lobby de poder. Efectivamente puede optar por no darlas pero indudablemente yo creo que eso hay que anotarlo en su Debe como una carencia significativa.

    Un saludo

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