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01 mayo, 2011

Marketing de la infidelidad

Plutarco me ha enviado lo siguiente que no he dudado en colgarlo como entrada.
"El otro día vi un anuncio en mi ciudad de una página web que está promocionando la posibilidad de ser infiel a tu pareja de forma segura y anónima. El target del anuncio son las mujeres, aunque una vez en la web, la infidelidad se ofrece como alternativa deseable para todos y todas. No analizaré esta opción personal  ni sus implicaciones sociales. Lo que resulta llamativo es el sexismo de anuncio. Mujer sonriente, acompañada de macho objeto, con la leyenda “Revive la pasión, ten una aventura”. No me imagino una campaña en la que aparezca un señor cuarentón abrazado a una jovencita con la leyenda “Recupera tu hombría, tan una aventura”. El talibanismo de género rugiría de inmediato. Por el contrario, muchas mujeres y quizás hasta las oficinas de igualdad atrincheradas en los diversos ministerios y concejalías, alabarán esta campaña con un “ya era hora que se normalizaran este tipo de conductas entre las mujeres. Si ellos ponen cuernos, nosotras podemos más y mejor.”
Esta es la página en cuestión, no tiene desperdicio en cuanto a marketing que hace respetable el engaño:http://www.victoriamilan.es/. El video promocional  toda una oda a la liberación femenina. En el caso de la mujer, este tipo de aventuras ya sabemos que se hace por una búsqueda de intimidad y cariño, ausente en su pareja, que no las comprende. De paso se liberan de siglos de “falocracia patriarcal”. Los hombres engañan por vicio, eso dicen ellas.
En cualquier caso, otra publicación femenina publicita gozosa el lanzamiento de la web “descubrealinfiel.com”. Dice: Chicas ya está bien de tanto sufrir! Muy pronto va a salir un portal creado por un grupo de amigas para descubrir a los hombres infieles! Esos que nos hacen derramar tantas lagrimas!.  Lo dice aquí:http://foro.enfemenino.com/forum/infidel/__f21087_infidel-Descubre-al-infiel.html

Ni una cautela sobre el tipo de abusos que una página de delación anónima puede producir. A fin de cuentas, son ellas las que sufren cuando son engañadas, los tíos se toman una cerveza, se van con los amigotes y ya está.


17 comentarios:

  1. Yo también he visto estos carteles en las marquesinas, y no sabía si tomármelos al pie de la letra o se trataba de un truco publicitario para promocionar una agencia de viajes o una cadena hotelera.

    Ahora resulta que sí que son lo que parecía a primera vista. Y que hay una Celestina con suficientes recursos para hacer una campaña con carteles de este formato en varias ciudades, pero no sé por qué me asombro.

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  2. Lo que está claro, es que si este anuncio marca tendencia, la propuesta del movimiento masculinista de que las pruebas de paternidad sean obligatorias en todos los nacimientos es bastante sensata. Se calcula que entre dos o tres de cada 10 nacimientos de parejas estables son de un padre diferente...con este marketing de la infidelidad, imagino que los paganinis aumentarán.

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  3. Anónimo8:00 p. m.

    La idea de unas pruebas de paternidad obligatorias en todos los nacimientos es, con todos los respetos, un absurdo completo. La "desconfianza" oficial no puede ser instaurada de tal forma.

    En cuanto a la campaña de esa página web, pues realmente no es nada nuevo, simplemente se orienta a gente con pareja, que el marketing esté más orientado a las mujeres es debido a que éstas son más reacias a iniciar perfiles en internet para tener una "aventura" aunque lo deseen. A dia de hoy (y en esto si que hay una paridad natural) las tasas de infidelidad masculina y femenina son muy similares.

    Nacho, Oviedo.

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  4. Nacho, no creo que la utilización rutinaria de test de paternidad instaure la “desconfianza”. Se vería como una prueba médica más post parto…y quizás hasta muchos hombres asumirían esa paternidad. En cualquier caso, parece que tan sólo afecta al 10% de las paternidades en los países occidentales. Tienes razón, quizás sería matar moscas a cañonazos. Impulsar el desarrollo de la píldora masculina podría ser un factor equilibrador sobre estos temas más razonable. Aún así, hemos aceptado leyes que se basan en la desconfianza, como la Ley de Violencia de Género, que en su preámbulo desconfía de todos los hombres independientemente de sus circunstancias personales. En cualquier caso, responder absurdos con lo que tú también percibes como absurdo quizás no sea el mejor camino para el entendimiento.

    En cuanto al anuncio, es sexista por cuanto que perpetúa el nuevo cliché de género de que las aventuras femeninas obedecen a causas más profundas que las de los hombres y por lo tanto hacen más aceptable el engaño. Si sale un cuarentón acompañado de una joven, se perpetuaría la imagen del engaño como cosa viciosa de hombres. Feminizarlo, en el contexto actual, le da respetabilidad. Si los hombres se van a buscar jineteras a Cuba, son puteros. Si ellas se van a los mares del sur a ligar con jovencitos, se están auto realizando. Incluso un dominical de marcada línea feminista glorificaba estas aventuras (aunque en un breve párrafo incluía las muchas mujeres que terminan siendo engañadas por sus efebos de Siam).

    La casa matriz de la web parece que está radicada en un país nórdico. Allí las relaciones abiertas son más aceptadas (personalmente soy partidario si existe el mutuo acuerdo). Su feminización de la campaña en España, dónde quizás entiendan que ya existe un terreno abonado, obedece, creo, más a un deseo de “respetabilizar” eso tipo de infidelidades. Como bien dices, las tasas de infidelidades hace tiempo que alcanzaron la paridad.

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  5. En mi opinión estamos ante un caso más de doble moral.

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  6. Anónimo11:42 p. m.

    A Nacho: instaurar pruebas de paternidad no es instaurar la desconfianza, es instaurar la verdad, algo muy diferente. Y nada tiene que ver con meter a alguien en la carcel por si acaso (LVG).

    La verdad es un bien valioso para las 3 partes implicadas y lo que propiciaría es que la honestidad de las mujeres mejorase una barbaridad, a la par que la de los imprescindibles "colaboradores". Esa medida no puede traer más que beneficios y solo puede traer malas consecuencias para los deshonestos.

    Guillermo Tell

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  7. Keyser Söze10:39 a. m.

    En estos tiempos de la igualdad creo que debería irse implantando un sistema por el cual un hombre pudiere repudiar aquellos niños cuya paternidad no le correspondiere, con independencia del momento en que tuviere conocimiento de tales circunstancias. Podría, en efecto, marcarse un plazo de caducidad para el ejercicio de las acciones, en aras de la seguridad jurídica; y debería, ciertamente, establecerse un sistema de indemnizaciones que la madre de los niños debiere pagar al cornudo por el tiempo, dinero y salud invertido durante años en la crianza de unos niños que, al cabo, llevan los genes de otro.

    Con independencia del afecto que el hombre haya podido adquirir por esos hijos adoptivos, el comportamiento de la madre debiere considerarse estafa continuada y castigarse como tal.

    Al hembrismo y a las ramas tontas del feminismo les parecerá mal esto, y vendrán con la monserga de los hombres que engañan a sus mujeres... Sí, les engañan pero... ¿les cobran por ello? Tengamos en cuenta que estamos hablando de hombres que han podido llegar a dedicar fuertes sumas de dinero a la crianza de hijos que, en suma, no eran suyos. A algunos les puede resultar insoportable la idea. Y ya que no puede valorarse el daño moral bien habrá que hacerlo con el económico.

    El matrimonio no es más que una forma de contrato. Y aunque a cierta prensa femenina le gusta cultivar la patraña romántico-sentimental, si el matrimonio no tiene una buena base económica o una comunidad de intereses prácticos las posibilidades de que se vaya al garete son muchas. Y los fraudes matrimoniales deben ser tratados sin cortapisas como fraudes patrimoniales.

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  8. Anónimo11:37 a. m.

    Incluso a nivel médico, conocer la verdadera génesis de una persona puede y debe ser un derecho, ahora que puede haber hijos medicina y que pronto empezarán a fabricarse medicinas individualizadas de acuerdo con el mapa genético de cada individuo.
    Eso sin contar con el derecho de las personas a conocer a sus herman@s, por distintas razones, por ejemplo, que los trasplantes de órganos realmente salvan vidas.

    Respecto a "Y los fraudes matrimoniales deben ser tratados sin cortapisas como fraudes patrimoniales", que menciona Keyser, la mentira sobre la paternidad, podría o debería tener consecuencias penales para quien la realiza y posiblemente también debería indemnizarse para "reparar" el profundo daño moral inferido a quien la sufre (padre e hij@).
    Según l@s especialistas (psicólogos y psiquiatras) no hay mayor maltrato psicológico en pareja que la infidelidad.
    Luis

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  9. Estoy de acuerdo, tal como defendimos aquí, recogiendo un decálogo de derechos de los hombres que publicó Pelle Billing en una entrada de hace meses, en lo de las pruebas de paternidad.

    En relación con la criatura entiendo que el que pretendidamente iba a ser su padre se encuentre liberado de cualquier obligación incluida la de reconocerlo, pero la palabra repudio no me parece la más adecuada.

    Repudio es el derecho reconocido a los musulmanes de abandonar a su mujer en determinadas situaciones, y aquí en otros momentos históricos y que no veo que relación guarda con un niño que acaba de nacer y en relación con el cual lo que hay que establecer es si es hijo biológico de quien se supone y, en caso de que así no sea, dicha persona quede liberada de cualquier obligación legal en relación con él, pero sin excluir que el afectado a pesar de todo decida reconocerlo voluntariamente.

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  10. La verdad es que el comentario de Nacho y su rotundo "absurdo completo" me suscitaron alguna duda sobre un tema, que efectivamente, ya habíamos abordado como un derecho fundamental de un decálogo masculinista. Las aportaciones de Gullermo, Keyzer y Luis han aclarado en cualquier caso las dudas suscitadas y entiendo que no es algo rotundamente absurdo.

    Por cierto, si los estudios efectivamente señalan que la infidelidad es el mayor maltrato psicólogico, la web de marras y su glamorización de la infidelidad debería ser cuestionada por el ministerio correspondiente...¿Sanidad e Igualdad?. También, el acoso al que puede ser sometido un hombre en la web sobre infieles debería ser causar de inquietud.

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  11. Keyser Söze1:17 p. m.

    Estimado anfitrión:

    En realidad yo estaba pensando más bien en el antiguo derecho romano (ese sí machista y patriarcal).

    Cuando yo hablo del repudio de los hijos no me estoy limitando a hablar de los neonatos sino, en conjunto, a los hijos traídos al matrimonio sea cual sea su edad. Puede haber padres putativos que conozcan tal circunstancia cuando aquellos a los que consideraban sus hijos ya sean adultos.

    Los hijos no son responsables de las culpas de sus madres y, además, es perfectamente posible y comprensible que entre ellos y aquellos a quienes han considerado sus padres durante largo tiempo se haya desarrollado una relación afectiva que no se vea alterada por el conocimiento de unas circunstancias de las que no son responsables. Al cabo, uno puede ser hijo de aquel a quien elige llamar padre; y en no otro principio se fundan las filiaciones adoptivas.

    Al usar el término repudio (palabra solemne pero con un claro tono burlesco) estoy más bien pensando en la posibilidad de expulsar al pequeño bastardo de la sociedad económico-familiar a la que ha sido tramposamente aportado. Algo así como un desheredamiento por causa justificada, con exclusión de la primogenitura y de los demás derechos hereditarios. Algo bastante difícil de pensar en estos tiempos aunque, con un poco de mano izquierda, tampoco tan difícil de encajar en nuestro ordenamiento jurídico.

    Ahora, y un poco más en serio, querría puntualizar algo que antes se me ha quedado por decir. Al centrar la cuestión en los términos económicos estoy pensando en la tragedia familiar de muchos padres que no han tenido más hijos porque con sus recursos no podían hacerse cargo de su crianza y con el tiempo se dan cuenta de que aquel (o aquellos; cosa no tan rara) a quien destinaron sus esfuerzos es, en realidad, hijo de otro. Algo que en cualesquiera otros contratos sería considerado como una estafa en toda la regla, parece ser que en lo relativo a relaciones familiares ha de quedar como una fruslería insignificante.

    A este planteamiento se le podrá, comprensiblemente, objetar que muchas mujeres todavía tienen dependencia económico-cultural de sus maridos y no pueden divorciarse de éstos para tener hijos con quien les plazga. Sí, pero no. Porque cada vez son más las que se hallan en otras situaciones completamente distintas. Como en otros tantos casos habrá que ir puerta por puerta para poder juzgar.

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  12. Sólo decía que no me gustaba el término, sin que eso supusiera restarle ni un ápice de significado al momento. Por lo demás estoy convencido de que los niveles de infidelidad son semejantes en ambos sexos desde hace mucho tiempo, aunque siempre se destacara la infidelidad masculina porque siempre se visibilizó más. En plena dictadura franquista el número de hijos que no se correspondían con la pareja oficial de la señora superaba ya ampliamente el 10 %.

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  13. Anónimo5:31 p. m.

    Es frecuente el caso de hombres a los que les endilgan hijos no buscados ni deseados basándose en pruebas genéticas que demuestran su paternidad biológica independientemente de que dicha paternidad sea plenamente consciente y admitida o producto del engaño, de un hipotético robo de semen o consecuencia de una donación teóricamente anónima e irresponsable. Por la misma regla de tres se debe poder encajar en cualquier reglamento jurídico esa especie de repudio o lo que sea del que habla Keyser Söze.
    Y ya que estamos hablando de este tema, me gustaría recordaros algo que sucedió en los comienzos de nuestra democracia. Cuando llegó por primera vez el PSOE al poder las femilistas suecas y españolas se pusieron de acuerdo para una reclamación de paternidad de unas suecas contra los padres españoles de sus hijos. Los hechos fueron más o menos como sigue: durante un tiempo, muchas turistas suecas decidieron tener hijos con españoles. Era una moda, latinos, norteafricanos… les parecieron como más salvajes, más machos primitivos, quizás una forma de darle en las narices a sus fríos compañeros nórdicos y demostrarles lo libres y avanzadas que eran. Seguramente también eran muy jóvenes e inconscientes en ese momento, pero 20 años más tarde vieron la oportunidad y les reclamaron la manutención a unos hombres que ya ni se acordaban de esa aventura sexual veraniega y de la que desconocían sus consecuencias. Lo último que supe de esta historia es que habían localizado a algunos y que el estado español se comprometía a pagar en el resto de los casos. Que yo sepa a ninguno de ellos se le reparó por los derechos de paternidad no satisfechos (no conocieron a sus hijos ni pudieron educarlos) ni mucho menos por el engaño cuando lo hubiera habido. Por cierto, ¿sabe alguien en que se quedó todo esto?
    En cuanto a lo de los niveles de infidelidad, quiero deciros que no son semejantes ahora, si no que lo han sido siempre, a pesar de los tópicos y de los resultados de de estudios más o más bien menos serios. Y esto es por la misma razón que, aunque los mismos tópicos y estudios dicen, siguen diciendo, que los hombres disfrutamos de más sexo que las mujeres, esto es un imposible matemático: cada vez que un hombre tiene sexo, lo tiene una mujer: si los estudios están bien hechos deben dar exacta igualdad entre ambos sexos en cuanto a número de coitos y a número de parejas distintas (en promedio). Aunque para el caso del engaño sea un poco más difícil de ver esta igualdad forzosa lo podemos entender si pensamos que la mayoría de las personas están emparejadas y, generalmente, el engaño se produce con la pareja del otro/a que también es engañado. Otra cosa es que ellas engañen mejor, se beneficien de la presunción de inocencia o, simplemente, dado que dominan el cotarro sexual, simplemente lo hacen cuando y como les conviene, y no cuando tienen la oportunidad.
    Arturo

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  14. Desconocía esas reclamaciones de paternidad por parte de las suecas. Hay que ver, ahora quienes hacen turismo sexual son piltrafas humanas (siempre que se trate de varones españoles) y aquí estuvimos recibiendo turismo sexual femenino durante décadas, como ahora reciben algunos países del Caribe y África.

    Me parece también muy interesante lo que cuentas aun cuando no sea consciente el hombre. Se trata también de una situación relativamente frecuente y que afecta básicamente a gente de posibles.

    Lo que dices de la igualdad en infidelidad, es lo que yo pienso, no quise exponerlo como tú hiciste, porque un día lo intenté con unos compañeros de trabajo y está tan arraigada la idea de que ellas lo son menos y nosotros más que me fue imposible hacerles entender la idea.

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  15. Desconocía esa querencia de las féminas nórdicas por ser inseminadas por un semental ("sperm fathers" es el término acuñado por la corrección política del lesbianismo anglosajón) latino y de sus reclamaciones posteriores. Cada vez queda más claro porque la llamada "salud reproductiva" hace del "nosotras parimos nosotras decidimos" su santo y seña. Lo de reclamar paternidades con carácter retroactivo y según conveniencia me parece que se da con bastante frecuencia en el famoseo de la telebasura, indudable fuente de inspiración para sus muchas televidentes.

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  16. Pues es cierto, he puesto "suecas, padres espeñoles" y me ha remitido a esta noticia publicada en El País en 1991. Fijaos que la noticia dice que la mayoría de los padres desconoce que lo son: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/ESPANA/SUECIA/SUECIA/millar/suecas/reclama/180/millones/supuestos/padres/espanoles/elpepisoc/19910503elpepisoc_7/Tes

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  17. Keyser Söze10:19 a. m.

    A propósito del tema de las suecas me surge un tema del que se ha hablado en otros foros: el del que yo denomino aborto civil.

    En rigor, defiendo el derecho de la mujer a abortar y comprendo a todas aquellas que, preñadas, han sido abandonadas por quien las preñó (comportamiento no infrecuente en España y muy habitual en las Américas; en donde un macho, auténtico zángano, puede dedicarse únicamente a henchir vientres y a no pegar golpe. Pero que no venga ahora el hembrismo español con analogías cogidas por los pelos). Me es, por tanto, comprensible la reticencia de las mujeres en estos temas; e incomprensible la actitud de quienes, como aquel que denunció a su ex novia porque ésta había abortado, renuncian a la mujer pero quieren el hijo: puro ventajismo.

    Pero también defiendo el derecho del padre a reconocer o no a un hijo, previamente a su nacimiento. Está claro que las mujeres paren y deciden... pero como lo quieren todo también aspiran a que el macho, que ni ha parido ni ha decidido, pague por su hijo. Por eso creo que debería generalizarse el uso de un documento de aceptación de la paternidad. Así, el hombre que acepte como suyo un hijo todavía por nacer quedará obligado a todos los efectos (siempre y cuando no se demuestre que el hijo era de otro; tema del que hemos hablado antes). Por el contrario, si un hombre rechaza la paternidad de ese hijo, se le tendrá por renunciado a todos los efectos, la mujer quedará avisada y podrá abortar si lo desea porque sabrá que, de no hacerlo, habrá de enfrentarse a la maternidad en solitario.

    En ningún caso debe aceptarse la retrotracción de los deberes paternales en aquellos casos en que la mujer, pudiendo haber advertido al futuro padre, no lo ha hecho; privándole de la posibilidad de ejercer como tal y del disfrute de la paternidad desde el primer día. Más aún por cuanto muchas de estas demandas con efectos retroactivos no sólo no persiguen otros intereses que los puramente económicos (u otros tan legítimos como éstos) sino que, además, suelen ir acompañadas de un total desconocimiento mutuo, casi insubsanable, de padre e hijo.

    Que ya les vale: en no pocas ocasiones el padre ausente lo es porque la madre lo ha querido así. Justamente lo mismo que sucede con las custodias, en que las mujeres piden la exclusividad, cama y mesa, gastos pagados, y además se quejan de que el hombre no se interesa por sus hijos. Típica actitud hembrista que niega el derecho a los hombres para luego echarles en cara que no hacen aquello que se les impide hacer: puro ventajismo.

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