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15 agosto, 2010

Masculinismo en el mundo


De vez en cuando conviene levantar la vista de los papeles y de lo que tenemos más cerca, para ver qué se hace y se dice por otras partes del mundo. En lo que respecta a las cuestiones que tienen que ver con la temática de esta bitácora, creo que debemos agradecer a Enric Carbó  y su blog: Masculinidad y política, la atención que presta a lo que a este respecto hacen y dicen personajes como Warren Farrell  o el  intento de acercarnos a los temas abordados en Pelle Billing.

Y centrándonos en las dos últimas entradas de su bitácora: Warren Farrell y Ken Willber: La necesidad de la liberación masculina, y el Feminismo personaliza lo impersonal, yo destacaría que en ambas, aunque con matices diferentes, la tesis que se viene a sostener es, que el patriarcado y los roles a él asociados no sólo habrían oprimido a la mujer, sino a ambos, la mujer y el hombre, al encorsetarlos en unas funciones que en ambos casos les venían impuestas y, en consecuencia, deberían cesar por parte del feminismo las acusaciones que culpabilizan al hombre  de esta opresión. En el caso de Pelle Billing incluso se plantea la pregunta para qué un movimiento feminista y otro masculino, si con uno sólo sería suficiente y podríamos trabajar juntos en la liberación de ambos.

En relación con esta última cuestión de trabajar juntos por la superación de la actual situación proponiendo no “un quítate tú que me pongo yo” sino un verdadero cambio de civilización donde las relaciones hombre mujer se establezcan en un nivel superior de justicia e igualdad, tengo para mí que fue el ideal que animó a miles de hombres y mujeres que construyeron el feminismo hasta hace escasas décadas y ahí habría que sumar los esfuerzos de Stuart Mill y los de Mary Wollstonecraft a los de tantos y tantas liberales, socialistas,  anarquistas y gentes que sin más  adscripción que la defensa de la justicia social, sobre el asunto se han expresado. Lamentablemente, para el feminismo de la llamada tercera ola y el feminismo institucional de nuestros días, tal cosa no sólo ha dejado de ser deseable sino que sería injusta.

A este respecto me parece que resume muy bien esta posición de oposición a comparar la “impotencia” masculina con la “opresión” femenina, el comentario de Raúl Quiñones-Rosado recogido aquí y que constituye respuesta a lo expresado por Warren Farrell  y Ken Willber en: La necesidad de la liberación masculina. Pero si hicieran falta  más pruebas sobre la falta de voluntad del feminismo actual para explorar esa vía, quizá tenga interés recordar el concepto de feminismo que Victoria Sau, feminista de referencia en nuestro país, nos da con la siguiente definición:

“El feminismo es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera”.  Diccionario ideológico feminista. Icaria, Barcelona,2000, página 121

Más interesante me parece explorar en profundidad la referencia de Warren Farrell sobre la falacia feminista de que el “poder” se mediría diciendo: mira quien gobierna el mundo, y no para quien mejor sabría rentabilizar ese poder, cuando desarrolla la tesis de que, el poder no se definiría por el  control que se ejerce sobre otros, sino por la capacidad de control que se tiene sobre la vida propia. De hacer caso al espejismo feminista deberíamos extraer la conclusión de que el Gobierno Zapatero para quien ha sido “rentable” es para los hombres y no para las mujeres y el feminismo, o que los hombres estaríamos obteniendo algún beneficio particular de que sea Emilio Botín quien dirija el  Banco de Santander y no su hija, más todavía, los hombres deberíamos estar dando palmas  en lo relativo a la Ley contra la violencia de género porque el Delegado del Gobierno fuese Lorente y no una mujer.  En fin, los ejemplos se podrían multiplicar pero baste decir que la legislación de género en nuestro país para quien ha sido terriblemente lesiva es para el hombre y ha sido aprobada en unas Cortes compuestas mayoritariamente por varones.

En fin, como no se trata de agotar el tema en una sola jornada, de momento lo dejo aquí.

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