"La lista la encabeza EE UU, con 8 de los 10 primeros puestos (los otros dos son para las británicas Oxford y Cambridge) y Harvard como líder. Las universidades asiáticas mejoran y ya copan 106 de las 500 plazas."
No es una casualidad que las dos democracias más antiguas del mundo copen los 10 primeros puestos del ranking mundial de universidades. Mientras tanto, nuestro país, no coloca ninguna entre las 200 primeras; la educación está a la cola de Europa y el I+D constituye nuestra permanente asignatura pendiente.
La democracia siempre estuvo ligada a la educación, la investigación y la ciencia, también el desarrollo social y económico. En nuestro país históricamente el desarrollo educativo y científico se ha producido con mucho retraso debido al asfixiante peso de la Iglesia en los asuntos públicos y la sociedad, y cuando parecía que queríamos despegar de esa influencia, otra fe, ésta al parecer laica, el feminismo de género, pretende ocupar su lugar y desde el poder controlar y establecer límites a lo qué deba ser el saber y la ciencia.
Creo que es interesante leer el siguiente artículo de ABC:
ResponderEliminarhttp://www.abc.es/20100822/sociedad/divorciados-201008220004.html
En otro orden de cosas, creo que sería bueno ponerle una larguísima lista de matices a la afirmación de que "en nuestro país históricamente el desarrollo educativo y científico se ha producido con mucho retraso debido al asfixiante peso de la Iglesia (...)". No discuto que una parte de responsabilidad pueda haber tenido la Iglesia en esta cuestión, pero me parece que está muy lejos de ser la principal responsable de ello, e, incluso, podrían apuntarse en su haber no pocos méritos. Pero, claro, es un tema demasiado complicado para tratarlo en una pequeña nota.
(Athini Glaucopis)
En realidad la idea fundamental que quería plasmar es la sostenida por algunos historiadores en el sentido de que la Inquisición fue más perniciosa por los duraderos efectos que dejó en la conciencia colectiva contrarios al librepensamiento y la ciencia, que por las muertes directas que produjo, que en el contexto de la época, no destacaron excesivamente con lo sucedido en otros países europeos, por ejemplo, Alemania.
ResponderEliminarPor lo demás la actitud de la Iglesia en relación con Galileo y en general la ciencia es claro que nunca fue de tolerancia y respeto.
Pero, más allá de estas disquisiciones históricas que como tú dices son difíciles de condensar en una entrada breve, lo lamentable es que en pleno siglo XXI se recuperen métodos propios de otras épocas que muchos creíamos definitivamente superados.