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14 mayo, 2010

Una cosa es lo que pasa y otra lo que nos dicen que pasa

En el terreno de las ciencias sociales no sólo cuenta lo que en “realidad” sucede sino, y quizá de forma más importante que la propia “realidad”, cómo es percibido por la sociedad eso que sucede. De ahí que una cosa sea  la violencia masculina y femenina, y otra cosa bien diferente la percepción que termine llegando a los ciudadano de las mismas. Ya  que en ese camino de lo que sucede a la percepción ciudadana medie una enorme distancia.  Y tengo para mí que en el trecho que va de lo que sucede en el plano social a la percepción que finalmente nos llega a los ciudadanos de lo que acontece, a los hombres nos ha tocado la peor parte. Y no me refiero exclusivamente a la cuestión de la violencia donde me parece que ese hiato es evidente, sino en general. 
  
Me comenta indignada mi mujer que estuvo visionando  un programa de televisión según el cual el ama de casa para poner el lavavajillas y la lavadora realizaba la operación de agacharse tantas veces –y esto ya es de mi cosecha-  que hacía envidiable el trabajo de la construcción o el de quien tiene que manejar un martillo neumático. También cómo la escucha de los problemas que sus hijos y marido le relataban a diario necesariamente debían conducirla a la depresión. Mi mujer estaba indignada porque parecía que eso sólo podía pasar si no trabajabas fuera de casa, cuando ella como otras muchas mujeres además de trabajar fuera también tienen que poner el lavavajillas y la lavadora aún cuando lo puedan hacer de forma compartida y, desde luego, escuchan de sus hijos y marido sus problemas – y esto ya es de mi cosecha- y me supongo que otras muchas cosas, sin que necesariamente hayan de desembocar en la depresión.

¿Os percatáis de que estamos en una profundísima crisis económica y se están tomando medidas económicas que ningún otro Gobierno de la democracia tomó y  la ministra de Economía está pasando casi desapercibida?  No es que tenga yo ningún interés especial en que se hable de ella, sino en resaltar que aquí se produce una anomalía si lo comparamos con lo que sucedió en momentos quizás menos dramáticos en los que el puesto lo ocupaba Boyer,  Solchaga o el mismo Pedro Solbes. La excepción que confirma la regla quizá la constituya el artículo de hoy de Antón Costas donde claramente la cuestiona y se pide su relevo, pero no me doy cuenta de que nadie más, ni desde el ámbito político, ni desde el económico,  la haya cuestionado hasta el punto de pedir su relevo.

Finalmente deciros que estuve viendo un poco del programa de la Sexta: Mujeres ricas, y me he dado cuenta de que ante mí, y me supongo buena parte de la sociedad, se abría paso el conocimiento de una realidad absolutamente escondida y que el feminismo y no sólo el feminismo  niega, y que sin embargo es necesario  desvelar si se quiere conocer la realidad de los sexos en todo su extensión y no sólo en lo que al feminismo interesa. De lo allí relatado no os voy a contar nada, porque la característica más destacada de los personajes era su vacuidad y frivolidad, hasta el punto de que alguno de los más importantes problemas que debía resolver alguna de las protagonistas  era, qué ponerse para el partido de pádel  ya que había que estar divina de la muerte. Curioso también que nadie, ni hombre, ni mujer, ni humorista masculino o femenino, se hayan percatado de un personaje que tanto había de dar de sí y tengamos que contentarnos con el archiconocido señor gordo de esmoquin fumando un puro.

 De nuevo recomendaros la lectura de artículo de Antón Costas:  

2 comentarios:

  1. Anónimo8:19 p. m.

    En antropología social está bastante extendida a este respecto la terminología creada por Marvin Harris que contrapone la explicación "emic" (aquella que un determinado grupo humano genera para explicar ciertas características suyas, como costumbres u organización social) y la explicación "etic" (aquella explicación que un observador externo imparcial puede encontrar para esas mismas características).

    (Athini Glaucopis)

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  2. Gracias Athini por la referencia, que no conocía, pero tengo la impresión de que no se trata exactamente de cómo se perciba la realidad de los sexos desde cada uno de ellos, sino de la imagen que sobre los sexos vierte la sociedad para unas y para otros y si ese imagen viene o no con sesgo y de qué tipo.

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